La acusada de asesinar a su bebé recién alumbrado en su domicilio de la capital jiennense en mayo de 2011, María del Mar G.Z., de 39 años de edad, ha afirmado este lunes que "no lo sintió respirar" y que pensaba que estaba muerto, del mismo modo que ha admitido que ocultó el embarazo a toda la familia no habiendo tenido un seguimiento médico del mismo.
En la vista, que está siendo enjuiciada por un jurado popular compuesto por siete mujeres y dos hombres en la Sección Tercera de la Audiencia provincial, la procesada ha reconocido que no pidió auxilio a nadie para asistir el parto y que más tarde ella misma ocultó el cuerpo, junto a la placenta, envolviéndolo en una sábana y depositándolo en la parte superior del armario del dormitorio principal, negando, no obstante, que previamente lo golpeara para acabar con su vida.
María del Mar G.Z., madre de cuatro hijos, ha relatado que se enteró de que esperaba un bebé a los tres meses de estar embarazada, aunque no se lo dijo "a nadie", como tampoco lo hizo en 2005, cuando ha recordado que también dio a luz sola en su casa, si bien en esta ocasión el niño nació con deformidades incompatibles con la vida, motivo por el que el caso fue archivado por la justicia. En este caso, ha asegurado que también lo escondió "bajo la cama", siendo encontrado por su hija y su sobrina.
En todo momento, aun cuando acudió a un centro hospitalario de Jaén con "fuertes dolores de riñones", negó que hubiera alumbrado un bebé. "Noté que iba a dar a luz y me acosté". Tras ello, ante la pregunta de la fiscal de "por qué no acudió al hospital", ha respondido que "no lo sabe". Según ha continuado, se tendió en la cama del dormitorio de su hijo pequeño, en la planta superior de la vivienda, "sin saber qué hacer después", tras el nuevo nacimiento.
Asimismo, y al objeto de quedarse sola para parir, según ha declarado, mandó a su hija menor a "comprar el pan", toda vez que su hijo mayor estaba durmiendo en el sofá del salón de la primera planta de la casa y no había nadie más en el inmueble. De esta forma, la fiscal le ha interrogado sobre "si tenía intención de matar a la criatura porque había echado a todo el mundo y no había pedido ayuda" y ha insistido dos veces, de manera contundente, en la pregunta de si "nació vivo o muerto".
A ello la procesada ha contestado que "no lo sentía respirar" y que "para ella estaba muerto porque no respiraba". Además, ha detallado que se sacó la placenta, estando el niño "diez minutos sobre la cama" y que "lo lió en la sábana y la ropa que se había quitado" ella. "Le lié la sábana y lo guardé en el armario", ha subrayado la acusada, hasta que unas 12 horas después fue hallado en dicho lugar por su hija mayor.
"ME LO ENCONTRÉ EN EL ARMARIO"
Por su parte, la hija mayor del matrimonio, que ha aseverado que desconocía que su madre estuviera embarazada y que no se ha acogido a su derecho a no declarar por ser familia de la procesada, ha manifestado que "se lo encontró en el armario", en alusión al bebé recién nacido, pues se dirigió al mueble para coger una toalla que había guardado ahí para dársela a su hermano pequeño, que se iba de excursión al día siguiente.
Según ha señalado, su progenitora le dijo "que no mirara ahí", pero ella no hizo caso a esta indicación y "miró porque la toalla estaba ahí". Además, ha indicado que la procesada "no cambió" tras el parto del hijo que tuvo también en el domicilio a solas, añadiendo que "su mente es normal", refiriéndose a que María del Mar G.Z. no presenta problemas psíquicos. De igual manera estaba llamada a declarar la otra hija de la procesada, pero no ha podido localizarse en el último momento, por lo que ha sido citada para declarar este martes.
De su lado, la hermana de la acusada, que en un principio no tenía claro su deseo de declarar "porque ya se sabía todo", finalmente ha accedido tras dirigirse a ella el Ministerio Fiscal aludiendo al derecho de su "sobrino fallecido". La mujer ha manifestado que "se temía que su hermana podía haber vuelto a dar a luz" de la manera que lo hizo en 2005.
De esta manera, ha mencionado que "se enfadó" cuando su sobrina --la menor de ellas-- la alertó de que su madre necesitaba ayuda por tal motivo. En concreto, su enfado se debía, según ha asegurado, a que su hija "descubrió el cadáver del primer niño" que tuvo en tales circunstancias, motivo por el que "ha tenido que estar en tratamiento psicológico".
En esta ocasión, su sobrina --la citada este martes--, le trasladó que "había oído llorar al bebé" y que "estaba pasando lo mismo que la última vez", algo que ha sido ratificado por su hija. A continuación, se dirigieron al domicilio y, tras dar patadas a la puerta porque nadie atendía, abrió la puerta el hijo de la acusada, que se encontraba, al parecer, durmiendo en el salón y "no se había enterado de nada de lo sucedido".
"LE DOLÍAN LOS RIÑONES"
Así, subieron a la planta superior de la casa y se encontraron a la procesada en la cama incorporada, momento en que le preguntó "dónde estaba el crío que había tenido", pero ella dijo que "no había tenido nada" y que estaba "mala". Así las cosas, esta mujer llamó a "emergencias" y le pasó el teléfono para que ella misma contara lo que le había ocurrido, aseverando María del Mar G.Z. que "solo le dolían los riñones". Además, a continuación y ya en su casa, "volvió a alertar a emergencias de que pasaba algo".
Ya por la noche, la hija mayor de la acusada, de 23 años, le informó de que había hallado el cuerpo cuando había buscado la toalla para su hermano pequeño, aunque previamente había sido buscado por su hermana y su prima "debajo de la cama, adonde habían encontrado al otro niño nacido en 2005".
Así, a preguntas de la fiscal de por qué cree que la imputada escondió al bebé, ha respondido que "siempre ha estado mal económicamente, estaba cobrando el subsidio por desempleo". Además, ha manifestado, "siempre he pensado que estaba mal de los nervios, tomaba medicación desde la primera vez que lo hizo".
Un agente de la Policía Nacional que acudió al lugar de los hechos, y que grabó la noche del suceso un vídeo que recoge las imágenes del cadáver, el cuál ha sido visionado por el jurado popular, ha señalado que cuando fue al domicilio se encontró al bebé sobre la cama del dormitorio principal liado en la mencionada sábana, aunque no fue descubierto hasta que no llegó el médico forense.
A su llegada, descubrieron que el niño estaba con la placenta y que tenía "el cordón umbilical enrollado en el cuello". El bebé "no presentaba ningún tipo de lesión a simple vista", si bien "no se podía determinar si había nacido vivo o muerto hasta que no le fuese practicada la autopsia". Además, otro agente ha declarado que encontraron en la lavadora de la casa una toalla con manchas coloradas así como una muda de la procesada.
Por todo ello, la Fiscalía ha solicitado 19 años de prisión por un delito de asesinato, toda vez que considera que hubo alevosía en la acción al no tener la víctima "ninguna posibilidad de defenderse". El abogado de la defensa ha pedido cuatro años de cárcel por lo que cree un homicidio por imprudencia grave.
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