Una biblioteca habla sobre la ciudad a la que abre sus puertas todos los días, pero sobretodo de su gente. En la capital, tras cuarenta años en la calle Santo Reino, la Biblioteca Provincial puede retratar a los más de siete millones de ciudadanos que han pasado por sus instalaciones.
Este 4 de diciembre se ha celebrado el 40º aniversario de la apertura de un centro cultural por el que han pasado jienenses que hoy son escritores que llevan el nombre de Jaén fuera de sus fronteras y que comenzaron a interesarse por el mundo de las letras entre las paredes de un centro que siempre alienta el ánimo del saber y que es un centro de conservación y transmisión del saber.
VIVA JAÉN ha querido recoger los recuerdos de escritores que han ocupado un puesto de la Biblioteca para “formarse como una persona crítica”. En este punto coinciden los escritores consultados, que han defendido la Biblioteca como una institución cercana que ofrece un servicio público para el acceso universal a la cultura.
Juan Eslava Galán recuerda la escasez de libros de su época juvenil y cómo la Biblioteca, entonces en el antiguo convento de los jesuitas (actual Conservatorio Profesional) fue el lugar en el que se inició como lector. Como colaborador de los periódicos provinciales, las consultas en la Biblioteca le ayudaban a dar forma a los artículos que publicaba.
A Fany Rubio le viene el recuerdo de un lugar que consideraba su casa, donde encontró las respuestas para las preguntas” que le surgían. Siempre ha defendido la Biblioteca Provincial “como la caja de las respuestas”, como “un espejo mágico en el que puedes ver lo que necesitas saber”.
Joaquín Fabrellas recuerda que la primera vez que entró le pareció un lugar “enorme”, comparada a la biblioteca de su pueblo (Beas de Segura) y relata que nunca olvidará el olor a libro al entrar. “Ha sido un lugar en el que siempre me he sentido cómodo. Una biblioteca es un instrumento que tienen las personas para ser cultas y críticas”, dice.
Juan Carlos Abril se ha formado como lector en la Biblioteca, de la que ha sido usuario de revistas literarias y culturales. Ahora, es un espacio habitual para sus conferencias.
Manuel Ruiz Amezcua consultaba en la Biblioteca las revistas especializadas que no encontraba en quioscos, sin embargo, ahora critica la falta de inversión y renovación de los fondos bibliográficos. “Es un servicio público imprescindible para hacer personas cultas. Sin cultura no hay ciudadanos críticos ni democracia”.
Jesús Tíscar valora el papel de la Biblioteca porque permite el acceso a todos a la lectura y la fomenta. Prefiere comprar los libros y considera “aberrante tener que devolverlos”.
Javier López recuerda el “agradable silencio” de quienes como él acudían a leer.
Han valorado un centro que ha sabido entender la evolución de una sociedad exigente.