Hombre de guitarra, de carnaval, de tuna y uno de los tenores más queridos y reconocidos de la capital jienense por su interpretación de ópera, zarzuela, canción napolitana y canción española clásica. Miguel Ángel Ruiz (Jaén, 1967) tenía 30 años cuando descubrió su voz.
Reconoce que nunca había escuchado música clásica y tampoco imaginó que sus cuerdas vocales lo convertirían en tenor. Le descubrió Rogelio Rojas en su etapa como director de ‘Cantoría de Jaén’, una agrupación a la que se vinculó hace dos décadas y con la que ha interpretado obras de grandes compositores. “Antes cantaba por el gusto de cantar, sin ánimo de nada”, reconoce el tenor, pero tanto le insistió su mentor que decidió formarse en el Conservatorio Profesional, haciendo un Grado Medio de Canto.
“En el Conservatorio disfruté muchísimo. Cantar acompañado de un pianista, por ejemplo, fue un hecho muy ilusionante”, recuerda. Después de años de estudio y cursos en Huelva y en Madrid, de la mano de grandes profesionales, Miguel Ángel Ruiz se decidió por vivir de la Música. Durante cuatro años pisó los escenarios con la Compañía Lírica Andaluza, hasta el año 2010, cuando su vida dio un nuevo giro.
Y es que Miguel Ángel Ruiz es informático, pero desde 2010 dirige el taller de Canto de la Universidad Popular Municipal, en el que forma a alrededor de un centenar de alumnos cada año. “Es una labor muy satisfactoria. Ves cómo los alumnos se enganchan y que quien no había escuchado antes lo clásico, se siente atraído y es raro que lo deje”, apunta. Imparte el taller de canto clásico y el de canto coral y ha formado un coro de más de cincuenta personas. “Hay mucho talento, pero sobre todo ilusión y ganas. El ambiente es agradable e invita a que todos tengamos un mismo objetivo”, dice.
Se siente afortunado por dirigir un taller con el que lleva la música clásica a un público popular. Lo ha hecho con montajes como la ópera Tosca. Ha cumplido uno de sus sueños interpretando a Cavaradossi, el protagonista de la ópera de Puccini, el compositor que más le emociona. Aún se conmociona al recordar cómo el público vibró al descubrirla. “Cuando llegas al corazón de un público que no es experto pero siente la ópera, te das cuenta de que merece la pena lo que estás haciendo”, valora Miguel Ángel Ruiz.
Entre los proyectos más importantes para este año, Miguel Ángel Ruiz llevará la ópera Cavalleria Rusticana, de Mascagni, al Centro Cultural Baños Árabes, el 2 de junio. “Será la primera vez que se celebre una ópera en este espacio cultural y conseguiremos que quien no haya visto nunca este género, pueda disfrutarlo”, avanza el director del taller. Su labor como formador, reconoce, le roba tiempo, pero no abandona su carrera en solitario.
Se siente profeta en su tierra, Jaén, una ciudad que lo ha tratado “muy bien” como músico. “Estoy muy agradecido. No he hecho carrera fuera de Jaén porque aquí la gente disfruta con mi música y me sigue”, reconoce. Si tuviera que ponerle voz a la realidad de muchos jienenses, Miguel Ángel Ruiz se decanta por la zarzuela ‘Maravilla - Adiós vida de mi vida’. Su letra dice así… “Amor vida de mi vida, qué triste es decirse adiós, te llevas la juventud de este querer sin redención. Amor que por el camino no puedes volver atrás, te ríes cuando sientes deseos de llorar…”
Miguel Ángel Ruiz afirma que vive de la música más que de su voz. En cada proyecto busca sentir, porque “es la única forma de llegar al público”, dice. De hecho, asegura: “Cada actuación tengo que disfrutarla o sufrirla para poder transmitir. Soy muy exigente. El baremo más importante es lo que siento”. El 27 de enero estará con los jienenses ‘Apache’ en su espectáculo Sinfónico, en el teatro Infanta Leonor, por tercer año.
En marzo, ofrecerán un concierto sacro con la Banda Municipal, en el marco del III Ciclo de Música Sacra de la Universidad Popular Municipal. Además, está preparando un concierto barroco para abril, con la Orquesta de Metales del Conservatorio Superior de Jaén. Desde el año 2004 su voz suena en la parroquia de Santa María Magdalena, cantando la romanza ‘El relato de Rafael’ a la vez que el paso de la Virgen del Mayor Dolor se levanta. “Es un momento muy emotivo”, reconoce, y por ello ineludible en su agenda de tenor.