Cuando el libro "
Corazón Verde", de
Jesús Rodríguez Arias, sea presentado e
ste viernes, a las 20.30 horas, en el salón de actos del Colegio Salesiano Manuel Lora Tamayo, habrán pasado ocho años desde "ese primer día que escribiera la primera historia en torno a la Guardia Civil y con la cual precisamente comienzo y que se titula "Se llama Truhán". Ocho años después, que se dice pronto, decidió poner "el punto y final a una obra que no tiene otra pretensión que rendir un sincero homenaje a todos los que han conformado y conforman este insigne Instituto Armado, así como a sus familias y personas relacionadas".
La presentación de este libro de este escritor que nació en San Fernando y creció en sus callejuela se lleva a cabo en Jerez por su relación familiar a nuestra ciudad y por su pertenencia a la Hermandad de La Redención con sede en el Santuario de María Auxiliadora, en cuyos bajos será el periodista jerezano, de la Cadena Cope, Gabriel Álvarez Leiva, quien inicie un acto que será la puesta de largo de este Corazón Verde que ha sido escrito íntegramente en Villaluenga del Rosario que es la Atalaya de la vida de Jesús y de su inseparable esposa, Hetepheres Benítez Collantes.
Articulista de opinión, colaborador de prensa, concretamente de San Fernando Información del Grupo Publicaciones del Sur, de televisión, conferenciante y ponentes en seminarios y congresos es autor del ensayo "Diario de un blog. Sed valientes" editado en 2014 por Credo Ediciones, dentro de la línea de humanismo cristiano. Caballero de los Caballeros Hospitalarios Españoles de San Juan Bautista, socio de mérito de los Santos Ángeles Custodios y de la Asociación Jacobea Sharish de Jerez, es ademas hermanos de distintas hermandades de San Fernando, Cádiz, Sevilla Valladolid, Villaluenga y, como escribimos, de la jerezana y salesiana Hermandad de La Redención.
Y ahora pone en el mercado un libro que le ha salido de sus entrañas y que pasa de aquel perro, Truhán, que se siente uno más del Cuerpo al gato que, por el mero hecho de serlo, no puede integrarse con los del verde uniforme pero que, al estar cobijado en casa de un guardia, siente y vibra con sus emociones. Las mismas que el veterano cuando recuerda al cabo Julián, su abuelo, o Julieta la abuela o Enriqueta que miran hacia un horizonte que, en el caso de la segunda, tiene de nombre Marcial. Ambrosio es el padre de Rafael, el maestro, que se perdió y fue encontrado por los Civiles, siempre pidiendo la ayuda de Dios para lo que, en esta tierra, estaba don Carlos, el cura que ejercía sus labores de dirección espiritual. Y el niño que quería ser Guardia Civil y aquellos otros que cayeron víctimas de la metralla en manos de abominables terroristas y el alzehemir o Eladio el que aprendió a llevar el tricornio entre montañas y casas mal alineadas. Sin olvidar al marinero Periquillo o la vieja ermita que atisbaba de vuelta a casa, tras su jubilación, aquel Guardia que lo había dado toda por la patria, como aquel otro que enlutó a doña Remedios, siempre con un lacito verde de la Virgen del Pilar, la Pilarica, la Patrona del Cuerpo.
El tratado es una sucesión de historias que te sumerge en la lectura porque vas itinerando el minuto a minuto de un trabajo que te lleva de un sitio a otro, que te llena de alegría y te sume en la tristeza, que te hace padecer, que sabe de amores en las casas cuarteles, de amistades como las del tarbernero u Olegario, otro capellán de pueblo, o esos casamientos que se dan desde el sufrimiento como la hija de aquel Guardia que se casó con un vasco, pasando por la consternación de ver como un incendio se lleva una vida o la nostalagia del viejo colmado o la añeja mercería o la fiesta del casorio de Rufo, el tendero, con la niña del sargento Y qué decir de esa Rocío, rociera como su nombre indica, para orgullo de su padre German, o la vuelta cada verano al pueblo de María, la Capitana,que tanto sufrió hasta casi perder la Fe, Esa que nunca ha perdido el nieto de aquel viejo carabinero al que quizá encuentra su silueta mientras mira las aguas calmadas de su jubilación.
Esa calma, llena de verdad, que se podrá encontrar en la lectura sosegada de este Corazón Verde, la opera prima literaria de Jesús Rodríguez Arias, un escritor por vocación y por devoción a contar las cosas que tiene asidas a ese espíritu que auna una mezcla de valor, ánimo, esfuerzo, sensibilidad, sentimiento y un amor que interioriza cada amanecer y que sabe plasmar, con gusto y veracidad, en las páginas de este tratado sobre estos agentes de la autoridad llenos de sacrificio, lealtad, austeridad, disciplina, abnegación y espíritu benemérito, todo eso lo encontrará y para los que "el honor es su divisa" argumenta Rodríguez Arias.