El Belén Viviente de Arcos recuperó la avalancha humana de sus mejores ediciones después de tres años de suspensión, primero por la pandemia del Covid y, luego, por la lluvia. Ello provocó que el público, local y foráneo, se tomara la convocatoria, si cabe, con mayor expectación. De hecho, a mediodía ya se auguraba la afluencia de público con un casco antiguo y zona centro donde difícilmente se podía conseguir una mesa para comer o tomar algo.
Sobre las cinco y media de la tarde, y a la altura de la entrada de Cuesta de Belén, el alcalde de la ciudad, Miguel Rodríguez, en representación de la Corporación municipal daría por inaugurado simbólicamente el Belén Viviente. Detrás, una cola humana interminable que comprendía desde la propia Cuesta de Belén hasta prácticamente El Gallo Azul, lo cual provocó los momentos de agobio de ediciones anteriores. Es, no obstante, la factura que siempre ha habido que pagar para disfrutar de la recreación. También momentos antes de la apertura del Belén se produjo el primer susto de la jornada con el traslado de un hombre al hospital tras haber sufrido un desfallecimiento a la altura de la calle Boliches. Las fuertes medidas de seguridad, con la presencia de la Guardia Civil, Protección Civil, Policía Local, Cruz Roja y servicios sanitarios, anticipaba la magnitud del evento. Fue también en la calle Corredera donde se pudo degustar los ricos buñuelos y otros dulces típicos de la mano de asociaciones y hermandades que montaron sus propios puestos con carácter benéfico.
Ya dentro del recorrido, el primer reclamo fue el grupo de pastores y pastoras apostado en la Cuesta de Belén. En este entorno se abrieron al público escenas como Puerta de Belén, Cantando en Belén, Bienvenida de Pastores, La Carpintería, Las Especias, La Fragua o Cena de Pobres que dieron cuenta del buen hacer de las personas y colectivos que actuaron como figurantes. Poco antes, llamaron la atención los Reyes Magos paseando a caballo por la calle Corredera y luego por todo el recinto monumental, lo cual también haría el grupo de romanos en un inmaculado desfile.
Gran atención en el Belén tomaron las escenas reproducidas en la plaza del Cabildo, o en parte de ella debido a las obras paralizadas del proyecto ‘Ciudad amable’, ya que el reto era salvar el lugar para la recreación con sus lógicas limitaciones de espacio. A pesar de la situación, se realizó un trabajo muy digno al concentrar el lugar varias escenas de interés, desde el Mercado de Ganado hasta la Casa de Campo, que se vieron aumentadas, también en la plaza Boticas y calle Escribanos, por otras como La Panadería, Rebaño de Ovejas, Guardia Romana, Anunciación de Pastores o Buscando Posada. A partir de ahí el público se adentró en el barrio de San Pedro para admirar otros clásicos del Belén Viviente, con escenas como Artesanos de la Palma, Palacio de Patricios, Palacio de Oriente, Escuela Hebrea o Patio de Armas, entre otras muchas. Pero hubo que esperar hasta el final del recorrido para presenciar las últimas escenas, y más simbólicas, comenzando por el Nacimiento, Las Hilanderas, La Visitación, El Zoco, La Cestería, etc. En suma, 34 escenas según el plano editado por el Ayuntamiento que ofrecieron a los ojos del público esa catequesis plástica en torno al nacimiento de Cristo.
El Belén Viviente, a la espera de una valoración definitiva en el apartado de seguridad, se saldó con el éxito social esperado, pues esa avalancha de público llenó bares y restaurantes con todo lo que ello comporta de cara a la economía local. Fue, en definitiva, el día grande que Arcos esperaba y la mayor manifestación navideña popular que se produce en la ciudad.
A todo, los aparcamientos habilitados en el entorno del recinto ferial a beneficio de la próxima cabalgata de Reyes se llenaron de coches como muestra de esa avalancha que acogió la ciudad.
