Macías explicó a este diario que la orden le fue notificada el pasado mes de junio, cuando un inspector de la Administración visitó las instalaciones y le instó a que llevara a cabo una obra de adecentamiento en las habitaciones.
En concreto, la Junta le trasladó al fraile franciscano su obligación de instalar un servicio en cada habitación y la prohibición de que tengan más de dos camas, una circunstancia que se daba en esta residencia, donde algunas habitaciones eran compartidas por hasta cuatro personas.
El hermano Isidoro señaló que esta decisión de la Junta “me extrañó, porque el centro fue inaugurado en el año 2000, cumpliendo todo lo que exigía la normativa de entonces”.
Después de habérsele notificado esta decisión, el cierre efectivo de las dependencias de la orden franciscana en Algeciras se produjo, en sus funciones de albergue, el pasado mes de diciembre.
La Junta inició entonces un proceso de traslado de los ancianos que residían en este hogar a distintos centros, siendo derivados al centro de día de San José Artesano, y a centro de otras localidades de la provincia como Chiclana, San Fernando o Medina Sidonia.
La premisa dada por la Administración es que los ancianos permanecerán en estos centros hasta que se termine la obra de acondicionamiento del hogar del Padre Patera, cuando podrán regresar al mismo, ya que, según explicó Isidoro Macías, “no nos dejaban de hacer las obras con ellos dentro”.
Molesto
Macías reconoció sentirse molesto con la actitud adoptada por la Administración. “Te duele mucho, porque creo que no han reconocido la labor que estamos haciendo aquí. Pero ya cantaremos victoria todos, porque aquí no hay vencidos, sino una cosa que había que hacerla y ya está”.
El fraile puso de manifiesto que los ancianos derivados a otros centros se encuentran bien atendidos. Sin embargo, apunta a que no han recibido la noticia de forma satisfactoria.
“El otro día fuimos a visitar a un abuelo que llevaba más de veinte años con nosotros, y que tiene 83 años. Cada vez que vamos a verle nos dice que cuándo se puede volver, y nosotros le decimos que cuando termine la obra. Pero todavía no hemos podido ni empezarla”, indicó.
Respecto de la posibilidad de asumir esta inversión, el Padre Patera manifestó que “ya la gente, cuando se vaya enterando, nos dará un poco de dinero y tendremos que acogernos a las subvenciones que haya”.
La noticia es especialmente llamativa cuando se produce en una ciudad que carece de albergues para personas necesitadas, y donde es la propia Cruz Blanca la que está asumiendo una larga inversión para inaugurar un centro anexo al que acaban de cerrar. Respecto del mismo, Macías apuntó que “ya lo tenemos todo. Sólo falta la burocracia”.