Entrar en este espacio es como hacerlo en un lugar encantado, hechizado por la armonía musical de un tiempo pasado en el que sonaron las composiciones que marcaron a una generación. Esa época en la que los músicos se preocupaban por hacer un producto de calidad, que perdurara, quizás sin la pretensión de reivindicar un mensaje más allá del de las sensaciones que una canción, o un cante, causa de por sí. Ni si quiera existía la ansiedad por dar el boom en las rede sociales, pues ni si quiera existía.
Este local que se ha inaugurado hace unos días en Jerez, “tiene solera”, y eso que está para estrenar. Se encuentra en la zona de Divina Pastora, en un recinto en el que las vigas, los muros y las maderas se abrazan para conformar una “fábrica de música”, que en caló se conoce como Singa. Así se llama el estudio de grabación que Curro Carrasco ha puesto en marcha, nombre que se usará como sello discográfico y en cuyas instalaciones, además de lo comentado, se celebrarán talleres de baile por bulerías, “el de Jerez, el de una loza, que hace mi hermana Juana de la Curra”, y de percusión, de Juan Grande.
En realidad es un espacio “abierto al mundo, queremos que lo tengan como suyo y que aquel que tenga ideas y ganas pues que las comparta para poder hacer un buen trabajo”, comenta Curro. Este proyecto, dice el guitarrista, “es un sueño que siempre he tenido, y cuando vi el local hablé con Ángel Dorao, que asume la parte técnica del estudio de grabación, y comenzamos a trabajar para darle forma. Es un trabajo de equipo”.
Ya en la inauguración se pudieron vivir momentos extraordinarios, aunque para esta familia flamenca de Jerez no deja de ser algo natural y cotidiano: la fiesta. Aparecieron Diego Carrasco, La Fabi, Felipa del Moreno, Manuel Moneo El Barullo, Pepe del Morao, Borja Évora, María Bermúdez, el periodista Paco Lobatón, su inseparable Pelé de los Reyes, y otros tangos grandes amigos y miembros de la familia como su madre, La Curra, que es la vigía de todos. Bailó ella, también la Tía Yoya, la familia Monje, y de forma tan auténtica como singular, quedó inaugurado formalmente el espacio. Mientras llegaban los invitados, sonaba de fondo el disco Canta Jerez (Hispavox, 1967), como si de una premonición se tratase.
Curro explica que “este lugar tiene un encanto especial, no hemos tenido que insonorizarlo, sino todo lo contrario. Los ingenieros de sonido nos recomendaron que aprovecháramos la calidad sonora que nos da el sitio, y no insonorizarlo como se suele hacer”, y siguieron los consejo, en lo que ya ha comprobado que “estamos funcionando bien porque en poco tiempo estamos en proyectos de Lela Soto, Pepe del Morao, que está grabando aquí su disco de villancicos… y la idea es que algunos de los cantaores de la tierra que llevan ya tiempo sin pisar un estudio lo haga, caso de mi tío Luis El Zambo, con el que ya estamos hablando. Me gustaría que también pasaran por aquí otros como Juana la del Pipa o Dolores Agujetas… que entren, cerremos las puertas y estemos a gusto, para que cuando quieran graben”.
Ángel Dorao se encarga de una mesa de mezclas nada actual, esto es, “es un equipo del año 77 y suena a calidad. Hoy en día a la música le falta alma, y con equipos y profesionales como estos desde luego aquí la encontrará”, afirma Curro, recordando que “hemos querido volver al origen, a esos tiempos en el que los músicos le ponían empeño y tiempo para que el sonido tuviera calidad, fuera especial. Sabemos que hoy en día cualquier se monta su estudio en su habitación con un ordenador y un ratón. Son modas, y estoy seguro que volveremos a esa época atrás donde se buscaban otras cosas”.
Pronto empezarán a impartirse las clases de baile y percusión, “ya estamos recibiendo peticiones de aficionados que se quieren apuntar”, pero sobre todo lo que ha causado más expectación “es el estudio. La Negra me llamó para grabar algo y es el momento perfecto para ello, igual que Navajita, que seguimos creando… lo dicho, que sea una fábrica viva y fluyan las buenas ideas”.
