El camino recorrido hasta el momento dota de seguridad a la artista María Terremoto para mirar al futuro con inquietudes renovadas. Hasta ahora, lo poco que se ha podido apreciar a través de redes sociales y videoclips sirven de pistas para asumir que la cantaora pasa por una etapa de transición, o quizás ya esté en esa nueva centuria profesional y personal bien llevado a su nuevo disco, Manifiesto. “No puedo decir que ya estemos en esa nueva etapa, pero sí es mi objetivo. Llegar a alcanzar nuevas metas, nuevos propósitos y nuevos sueños. Es una necesidad que tengo, avanzar”, cuenta para este medio.
No puedo decir que ya estemos en esa nueva etapa, pero sí es mi objetivo. Llegar a alcanzar nuevas metas, nuevos propósitos y nuevos sueños. Es una necesidad que tengo, avanzarEl estreno en España está previsto para el próximo 1 de febrero, en el Teatro Villamarta, y hay una gran expectación por conocer este trabajado proyecto que le ha llevado horas de búsqueda y reconversión. Para María, “volver a la tierra que me vio nacer siempre es un lujo, me pongo muy nerviosa por la exigencia del público y de una misma”.
No es que sea una María totalmente distinta, al menos eso parece a tenor de lo ya publicado con títulos como Alma no salgas del cuerpo (petenera, Desconcierto) o Te llevaste mis tormentos (Partía de verdiales, Conciliación), pues su metal es el que es y sus raíces las que son, pero sí se acerca a un lenguaje actualizado y explica que “lo que destacaría de este nuevo trabajo es que expresa la verdad de mi corazón, expreso los momentos y situaciones por las que he pasado en mi vida”, y añade que “en este disco hay mucho de nuevo, sobre todo en mí misma, una manera distinta de entender mi cante y mi carrera”.
Manifiesto “es un viaje de búsqueda emocional, expiación y regocijo, que comienza en la misma raíz cruda de un romance y termina con el frondoso jolgorio de unas bulerías. En este breve ensayo de sus emociones, María Terremoto expone con letras tan bellas como sinceras la literatura de sus desvelos”, refleja el texto que acompaña el disco. “Hay pureza, hay sencillez y hay hondura”, continúa, porque como dice María, “lo puro no tiene por qué ser simple aunque lo parezca”.
María, hija y nieta de Terremoto, eclosionó en el panorama flamenco a partir de apariciones esporádicas en peñas flamencas como la de Don Antonio Chacón, hasta llegar a tocar la cima en un concierto de Miguel Poveda en el Liceo de Barcelona, allá en 2017. Demostró entonces ser una revelación que no solo se ha mantenido en el gran estatus que conquistó, sino que ha crecido de forma proporcional a sus años y conocimientos. Acapara grandes carteles, de formatos incluso alejados del tradicional festival de verano, ha versionado a grandes de la música anglosajona, toca el piano… ha dirigido la Fiesta de la Bulería de Jerez, ha salido triunfal de escenarios como los del Festival o la Bienal de Flamenco de Sevilla y ha recorrido gran parte del mundo con su garganta terremotera.
Ahora, María, a sus 25 años, camina en busca de otros aires aunque no se aleja de los suyos, la guitarra de Nono Jero, y las palmas de Juan Diego Valencia y Manuel Cantarote, equipo bien gestionado por el manager Hugo Pérez y que cuenta con el respaldo de Universal Music, algo de importante relevancia. Indica que “aunque la guitarra del disco es la Yerai Cortés, para la gira cuento con mis fieles, como me gusta llamarlos, pues en este viaje quiero estar acompañada de quienes me hacen sentir segura. El primer encuentro ha sido maravilloso, nos entendemos a la perfección porque hacemos equipo desde que empecé”.
El disco saldrá oficialmente el viernes, 31 de enero, y a partir de entonces comenzará una gira por distintos escenarios, llevándola a una importante parada ya anunciada en Madrid, el 24 de mayo, dentro del Universal Music Festival en el Teatro Albéniz
