Que alguien me explique por qué razones, con la que social y económicamente está cayendo, un equipo de fútbol se puede convertir en un enorme problema para un Gobierno municipal. No lo entiendo. O quizá sea que los políticos, de cualquier Administración e ideología, se pasan los días y las horas pensando más en clave electoral que en bajar a la arena donde hay que torear al toro de la verdad.
O tal vez que la bolsa de votos que puede dejar la afición de un equipo de fútbol sea tan importante que merezca la pena dedicarle horas y horas para ver si el equipo se disuelve, si sigue o cómo sigue. De verdad que no termino de comprenderlo. O es que seré excesivamente torpe.
Es cierto que el Xerez Club Deportivo está en situación límite y que, dadas las circunstancias del pasado, no se encuentra precisamente en las mejores manos, pero sigue existiendo y si se muere se morirá solo. No hay que hacerle la eutanasia, no hay que precipitar los acontecimientos ni desde un Ayuntamiento el futuro de un club de fútbol, que además es sociedad anónima deportiva, debe ser prioridad alguna.
Que juega en unas instalaciones municipales, pues se llama a consulta y se le dice estas son las ordenanzas municipales. Si las cumple bien y si no, a otro campo. Ya está. Que tiene unas instalaciones municipales como sede, se le llama y se le dice, mire ahí no puede seguir porque el club es una SAD y debe tener sus propias instalaciones. Y de ahí no hay que pasar. Y si hay que pasar, que me lo expliquen.
Pongo el ejemplo de Zahav. Casi todo el mundo, menos aquellos o aquellas que en su día creyeron que hacían el negocio del siglo, pensábamos que el proyecto no iba a salir, que no iban a pagar y no iban a generar empleo alguno. Lo sabía el Gobierno municipal y lo que hizo fue esperar a que cantase la gallina. Le envió los requerimientos oportunos y cuando llegó el momento, adiós y ojalá no hubiesen venido. Así de claro fue lo de Zahav que, en el fondo, era mucho más importante porque se trataba de dar puestos de trabajo en una ciudad en la que, lamentablemente, las colas ante las oficinas del INEM siguen siendo la fotografía constante de cada día