Después de meses y hasta años sin dormir tranquilos, Naiche de la Calle y su esposa al final han podido pegar ojo esta noche con la vista puesta en la desaparición de sus deudas. Perderán su casa, pero no le deberán nada al banco, y podrán empezar de cero, sin estar atados de pies y manos. La protesta convocada por la Plataforma Stop Desahucios de Jerez a las puertas de la oficina central de Unicaja, en la calle Larga, para pedir la dación en pago a la que hasta ahora esta entidad bancaria se negaba culminó ayer con “final feliz” y sin incidentes de por medio.
A la hora prevista, a las doce y media del mediodía, los afectados e integrantes de este foro, acompañados por otros simpatizantes de este movimiento, se concentraban ante Unicaja y acababan irrumpiendo en la oficina. Lo hacían de manera pacífica, con carteles en los que recriminaban a sus directivos que “este banco, que se sepa, engaña, estafa y echa a la gente de su casa”.
Una vez dentro, uno de los directivos accedía a hablar con Naiche y el abogado de Stop Desahucios, y ya dentro en el despacho, para su sorpresa, les comunicaba verbalmente que habían aceptado la dación en pago que esta joven familia de Jerez, con un hijo pequeño a su cargo, llevaba meses solicitando. Curiosamente, desde la sucursal les aseguraban que la acción de ayer no tenía nada que ver, obviando las negativas que por activa y por pasiva les habían dado cada vez que le planteaban el asunto. Ahora sólo queda trasladar al papel este acuerdo, un trámite que, como explicó Naiche a este medio, no tiene por qué ser engorroso. Había que celebrar “nueva vida” libre de cargas económicas y así lo hizo con la plataforma al salir del banco.
Pierden la casa que con tanta ilusión adquirieron en la Junta de los Ríos recién llegados de Barcelona. Entonces los dos trabajaban, él como camionero y su esposa de maestra, lo que les animó a ser padres. Sin embargo, como en tantos hogares, la crisis tiró su proyecto de futuro por la borda, cuando los dos se quedaron en paro. Entonces empezó su calvario, y después de casi tres años en paro, a Naiche sólo le queda una pequeña ayuda que ni llegaba a 400 euros, ingreso al que se sumaba las tres horas que trabaja su mujer como docente. Sabiendo lo que se les venía encima, llamaron a Unicaja, para plantearles la dación en pago, pero no había forma. En marzo dejaron de pagar la hipoteca, y se fueron a vivir con el padre de Naiche; ahora ya son “libres”.