Además de la víctima, la lacra de la violencia de género tiene también otros “actores” obligados desde el primer minuto en el que se activa el protocolo cuando se denuncia un episodio de malos tratos. El primer contacto de la denunciante es con el policía que le asistirá o al que le narrará lo ocurrido, sin contar con el personal médico que le tratará si tiene que ser derivada a un hospital y el juez, entre otros.
Todos estos agentes participan hasta el viernes en las I Jornadas sobre Violencia de Género de la Confederación Española de Policía (CEP) en el Hotel Los Jándalos. Aunque aún queda mucho por hacer, el secretario general de la CEP, Ignacio López García de la Torre, aseguró que los últimos datos sobre las órdenes de protección dictadas en la provincia son “esperanzadores” después de que respecto a 2012 se hayan reducido más de un 50%, siendo la bajada más acentuada desde 2008.
A sus 60 años, María, vecina de Jerez, relató ayer ante decenas de agentes algunos capítulos de esta etapa negra de su vida los nueve años que sufrió esta condena y pidió que se cuente más con ellas. Una de sus hijas sobrevivió a una paliza en el vientre de su madre. Le llamó Esperanza. Tras 20 años, todavía hoy “sigo mirando para atrás”.
