Por fin después de cinco años el pequeño comercio se atreve a vaticinar una campaña navideña sino positiva, al menos con menos pérdidas que las que vienen soportando desde que empezara la crisis en 2008. Es la tónica generalizada en el país y Jerez no se escapa de esta pequeña ola de optimismo de la que se ha contagiado más si cabe con la repercusión que tuvo el último puente de la Inmaculada en las cajas de los bares. Aunque la hostelería fue la gran beneficiada, también algún que otro turista o vecino de Jerez aprovechó el buen tiempo -otro factor fundamental para animar a la gente a salir a la calle- para hacer las primeras compras. “Las compras van arrancando, funcionan también más los apartados, y este año los comerciantes tenemos más fe en que haya un pequeño repunte y más calidad de cartera, aunque sólo sea un poco; también está la paga extra de los funcionarios y eso se nota; no tiene nada que ver lo que pasa ahora con el año pasado, en el que además se había subido el IVA;  hay más buenas noticias y parece que hay más confianza de los consumidores”, señala el presidente de Acoje, Fernando García, quien también tiene claro otros factores que paralelamente están contribuyendo a que los jerezanos estén más receptivos.
Así, el nuevo alumbrado y decoración navideña que luce el centro, la ausencia de la lluvia que está permitiendo que las zambombas se celebren al aire libre, el regreso de la pista de patinaje y las tarifas planas de dos euros en aparcamientos como el parking de la Plaza del Arenal son ingredientes fundamentales para que el centro esté avanzando puestos a marchas forzadas en el ranking de las preferencias de los jerezanos en su tiempo de ocio y de compras. “Se ve mucha más gente en detrimento de las grandes superficies”, asegura García, que en mucho tiempo no había visto con tanta claridad que los visitantes de la provincia se decantaran por la oferta gastronómica y de ocio.
El puente ‘calienta’ las fiestas
Mientras tanto, después de un puente que ha dejado muchos llenos en los negocios hosteleros, al margen de que las consumiciones no sean las de antaño, en los establecimientos llevan desde noviembre anunciando menús para reuniones de amigos y de empresas y tienen claro que este fin de semana y el próximo son los fuertes de la temporada. Eso sí, respecto al último tipo, hay prácticamente unanimidad: se acabó eso de que el jefe o la empresa invite a sus trabajadores, rara vez ocurre; ahora cada empleado se paga de su bolsillo su comida y aunque la mayoría no renuncia a echar un buen rato fuera de sus centros de trabajo, van a lo económico.
Bar Raúl ofrece menús desde los 20 euros en adelante a gusto de los comensales, es decir, ellos mismos se lo pueden elaborar con todas las bebidas incluidas, y tiene claro que los tiempos de ahora no tienen nada que ver con antes de 2008. “Las copas largas han caído más de la mitad -es lo que encarece el precio final- y la gente viene a lo más barato, lo que sea con tal de pasar un rato agradable”, apunta. Lo de tirar la casa por la ventana, como señalan desde este negocio, ya ocurre en ocasiones puntuales, ya que incluso hay “división de opiniones” en cuanto a pedir un menú u optar por tapas o platos, ya se trate entre compañeros de trabajo o entre amigos. No obstante, a la hora de preguntar a los bares también hay distintos puntos de vista, ya que por un lado están los que mantienen los precios de los últimos años aferrándose a la calidad y los que han introducido otros menús y opciones más asequibles, adaptándose al bolsillo de los jerezanos. “Tenemos menús más económicos, como es el menú tipo de 25 euros, y tenemos otro de 38 a elección del comensal”, señala Francisco Brasa, de El Mesón de Paco, en calle Arcos, que resalta la importancia de “marcar la línea” entre “regalar” u “ofrecer mala calidad” y “abusar”. “Si ofreces una comida de mala calidad a tus clientes al final sale carísimo y hay que tener mucho cuidado con eso”, manifiesta.
Aún así, aunque son más optimistas que otros años, lo de tener los salones llenos y tener que reservar con varias semanas de antelación se acabó hace tiempo, aunque siempre hay excepciones y esto no signifique ni mucho menos que en la calle no haya gente. Al contrario. Y después del puente este fin de semana se ha vuelto a certificar mientras que el siguiente, justo el anterior a la Nochebuena promete ser otro de los grandes.
Mientras tanto, en Horeca, la patronal hostelera, siguen mostrándose cautos. Creen que el que haya paga extra de nuevo para los funcionarios “se puede notar”, en la restauración, pero “no hay la alegría de antes”, apunta su presidente, Antonio de María Ceballos. A los comerciantes y a los hosteleros les toca cruzar los dedos y confiar en que las perspectivas se cumplan y al fin se lleven alguna “alegría” tras años de capa caída y que ese ambiente en la calle se traduzca en ganancias.
La zambomba como reclamo, pero no todo vale
allí donde hay una zambomba, allí que va la gente. En estas reuniones tradicionales de peñas, agrupaciones, entidades o amigos para entonar villancicos populares Jerez va por delante y es referente, sobre todo cuando se trata de acoger una zambomba flamenca y cada vez son más los turistas que acuden expresamente a esta ciudad en estas fiestas para conocerlas in situ. Siempre fueron un gran reclamo pero en estos últimos años más que nunca la proliferación de estas citas se ha multiplicado y los bares conscientes del gancho que suponen para sus clientes de fuera se afanan por cuidar esta tradición y asesorar a sus clientes “enviándolos” a aquellas que consideran referentes: Santiago, San Miguel, calle Empedrada...la lista afortunadamente es larga pero, eso sí, no todo vale, y eso es también lo que se encargar de reivindicar desde Asunico. “Cualquier cosa no es una zambomba; esto hay que potenciarlo bien y cuidarlo porque sino se quema”, apunta el vocal de Asunico en hostelería, Francisco Brasa, que advierte de la importancia de saber distinguir entre un coro de personas cantando y una zambomba propiamente dicha, ya que ese va a ser el mensaje que se va a vender fuera de la ciudad.
asesorar a los turistas
“Ellos nos preguntan (por los turistas) y nosotros les explicamos en qué consiste, que es algo propio de aquí”, señala. Y es que desde finales de noviembre la ciudad está albergando una media de 30 zambombas o más por fines de semana, muchas de ellas al aire libre gracias al buen tiempo, lo que las está luciendo mucho más. Y que dure.