El Viernes Santo cerró un segundo año consecutivo de pleno de cofradías en la calle, algo que en el presente siglo XXI puede casi considerarse de acontecimiento extraordinario. Las Viñas, El Loreto, La Expiración, La Soledad y La Piedad disfrutaron de una meteorología muy agradable, sin la brisa de la tarde del Jueves Santo y sin el calor de jornadas precedentes.
La Hermandad de la Soledad protagonizó no obstante la anécdota de la jornada, ya que la nueva mesa del paso de palio sufrió un problema en su estructura interna cuando se encontraba en el primer tramo de la calle Larga.. Esta incidencia hizo que el conjunto perdiera estabilidad, temiéndose por un incidente mayor.
El hecho pasó inadvertido para la mayoría de jerezanos que siguieron el tránsito de la cofradía, pero ni mucho menos para la mayordomía de esta hermandad, que trató de arreglar el problema en la calle pero que finalmente debió hacerlo en el interior de la Catedral.
Esta circunstancia hizo que la Hermandad de la Piedad abandonase el primer templo diocesano antes que La Soledad, que lógicamente acumuló un notable retraso de regreso a la Victoria.