José Antonio Díaz no sólo está al frente de cuatro delegaciones, sino de cuatro que tienen incidencia directa sobre el día a día de Jerez y la ciudadanía; y él presume de ello. Lo hace, eso sí -y lo recalca-, desde la responsabilidad, y consciente de la importancia de su trabajo para alcanzar el modelo de ciudad al que aspira su partido, aunque haya otras posturas políticas a las que se asoma desde otro punto de vista.
Obviemos la ‘pregunta del millón’ y empecemos por el principio: ¿qué área era la que tenía previsto asumir en circunstancias normales, si hubieran logrado mayoría absoluta?
—En un principio tenía varias posibilidades. Por un lado tenía claro llevar Participación Ciudadana, puesto que he estado en asociaciones de vecinos y conozco este ámbito. Me interesaba también profundamente Medio Ambiente, por el tema del agua concretamente, y otra de las áreas importantes por la que tenía preferencia era Infraestructura, por el hecho de poder dar respuesta desde la misma a las demandas vecinales. En una situación normal estaría al frente de Participación Ciudadana o Infraestructuras, pero en un gobierno atípico como éste se me ha dado una gran oportunidad a la hora de poder elegir cuatro delegaciones que son las que van a dar respuesta a las principales demandas vecinales y estoy muy a gusto con las cuatro.
¿Usted también es de los que espera que IU o Ganemos, o ambos, se sumen más adelante al gobierno para poder compartir las tareas de gobierno?
—Yo ni contemplo esa posibilidad, ya que entiendo que hemos asumido desde un primer momento esta encomienda ciudadana y por tanto no contemplo que se quieran sumar. Si se dan las circunstancias, bienvenido sea, pero yo no contemplo la posibilidad. Creo que estamos dentro de un organigrama con un reparto de delegaciones operativo. De hecho, yo entiendo las cuatro mías como una sola y a mí no me pesa para nada. Creo que la pregunta ahora mismo ni siquiera procede porque tenemos asumido que vamos a gobernar en solitario estos cuatro años y si se da la circunstancia será una cuestión que tengamos que entrar a valorar, pero nosotros realmente no lo contemplamos por el momento.
El delegado de Urbanismo ya anunció la pasada semana que no se va a derribar el edificio de Plaza Esteve, sin embargo los comerciantes del mercado de abastos le insistieron en esa necesidad...
—Este es un gobierno de acuerdo, de consenso. Yo me he reunido con todas las partes, con la asociación de comerciantes de la plaza, con Acoje, con Asunico... Cada uno tiene una visión del tema y yo tengo la mía. Lo que les propongo es que nos sentemos todas las partes en busca de una solución consensuada y a partir de ahí, cuando expongamos ante la ciudadanía el acuerdo alcanzado, tomemos las decisiones correspondientes. Lo que no vamos a plantear son decisiones unilaterales, como ha venido haciendo el PP durante los últimos cuatro años.
También le han planteado sus necesidades desde Acoje, y entiendo que no serán los únicos, ¿se ha establecido alguna serie de prioridades a la hora de enfocar las reivindicaciones del comercio del centro y de los propios vecinos del centro en materia de infraestructuras?
—Nos han planteado una serie de demandas desde todos los ámbitos: movilidad, infraestructuras, medio ambiente... Dinamizar también el centro... Todas y cada una de ellas las valoraremos en sus ámbitos de discusión, sin olvidar que coincidimos en la mayoría de las propuestas. En la Mesa de Movilidad, por ejemplo, ya hemos empezado a abordar el tema de la zona azul, y en algunas de las demandas al respecto estoy completamente de acuerdo. De hecho, ya estamos trabajando en algunas cuestiones en materia de infraestructuras y de arbolado. Es más, ya está en marcha un plan de replantación de árboles que contempla el centro urbano y se está estudiando la mejora de la luminaria en determinadas zonas o la instalación de nuevos parques infantiles. Hay que tener en cuenta que sólo llevamos tres meses y todo no se puede hacer de la noche a la mañana, pero estamos ya trabajando en ello.
¿Usted ve posible que el agua pueda volver a pasar a manos públicas o ha habido ya algún técnico que le ha dicho que toca ser realista?
—El realista soy yo, en cuanto a que sé perfectamente que es muy difícil recuperar el agua. Este gobierno va a respetar todos los acuerdos firmados, pero eso no quiere decir que no vayamos a hacer un control y una fiscalización de esta empresa, que es lo que no se ha hecho hasta el día de hoy. Como muestra, un botón: convocamos una reunión con Aqualia, Ayuntamiento y las tres pedanías que decidieron asumir el agua, desde la lealtad institucional y del respeto a la decisión de sus juntas vecinales, para empezar a limar flecos en el traspaso del servicio, y era la primera vez que se celebraba una reunión de este tipo pese al tiempo transcurrido y todas las partes salieron muy satisfechas de la misma.
Varias de las obras que hay actualmente en marcha se corresponden al plan de actuación que impulsó el anterior gobierno. ¿De qué libertad de movimientos espera disponer para seguir actuando a iniciativa propia? ¿Tiene ya algún planteamiento encima de la mesa de cara a los presupuestos del próximo año, que la alcaldesa dijo que quería aprobar antes de final de año?
—Hay que partir de la base de que el PP nos ha dejado los presupuestos agotados. En algunas delegaciones más del 95% y el margen de maniobra es mínimo.
Por eso le apunto de cara a 2016.
—Primero vamos a intentar cerrar las cuentas generales de 2014, seguimos en 2015 con los presupuestos prorrogados, y la delegación de Economía está trabajando para unos presupuestos reales que es lo que necesita la ciudad de Jerez. No podemos estar permanentemente con presupuestos prorrogados. A partir de ahí, hay que hacer un plan integral de barrios, porque han estado absolutamente abandonados durante los últimos años. Hay demandas históricas y algunas de ellas sólo requieren un poco de organización, ni siquiera es cuestión económica. Ahora mismo para hacer grandes obras o actuaciones en barriadas estamos muy limitados, pero hay cosas sencillas que con voluntad política se pueden ir ejecutando, y eso es lo que estamos haciendo en los barrios de la ciudad.
¿Cuáles son las principales demandas que le trasladan desde las diferentes barriadas?
—Hay que decir que cuento con la ventaja de que las cuatro delegaciones que tengo asumidas dan cobertura a las demandas que nos vienen planteando. Cuestiones de poda, de limpieza viaria, de accesibilidad, de rebajes, señalización, pasos de peatones... Otra tónica de toda la ciudad es el acerado, que está totalmente levantado, ya que se plantaron árboles que no son adecuados a la zona o al ancho del acerado, y hay calles con difícil tránsito. Por eso queremos hacer un plan integral que vaya dando respuesta a todos esos defectos.
Al tema de las barriadas hay que sumar el de las pedanías y barriadas rurales, ¿dónde es preciso actuar de forma más urgente?
—La delegada Carmen Collado, responsable de Medio Rural, está elaborando ya un balance de la situación en la que se encuentran las distintas barriadas. No obstante, ya se están haciendo actuaciones aprobadas en junta de gobierno, aunque el objetivo es poder vertebrar el medio rural con el medio urbano.
¿Ha cambiado mucho su punto de vista de las cosas ahora que ha pasado de la oposición al gobierno?
—Pues sí. Cambia, pero porque ahora dispongo de una radiografía real de la situación de la ciudad. El PP nos había planteado que este Ayuntamiento estaba ordenado, que no tenía problemas de liquidez, que económicamente estaba muy bien, y al entrar se ha demostrado que no está ordenado y tiene graves problemas económicos, que ya sabíamos que los tenía pero no en la dimensión en que nos los hemos encontrado.
En materia medioambiental hay un ámbito en el que sigue sin actuarse, el del río Guadalete. El proyecto del centro de interpretación se quedó a medio camino y las instalaciones saqueadas, ¿tiene en perspectiva algún tipo de intervención al respecto?
—Vamos a rehabilitar el centro de interpretación del Guadalete en Santa Teresa y a finales de este año comenzará la obra, porque el objetivo de este gobierno y el mío en particular es que esta ciudad empiece a mirar hacia el río Guadalete. Esta ciudad le ha dado la espalda al río y creo que no sólo debemos mirar al centro, que lo estamos haciendo y es nuestro objetivo, sino también abrirnos al río como nuevo modelo de ciudad, que entiendo que es clave. Esta medida va a ser el primer eslabón para intentar retomar ese proyecto de antaño en torno al río, ya que actualmente aquello no está apto ni para visitas ni para actividades formativas. Eso queremos corregirlo, que las instalaciones sean atractivas, para que poco a poco tengan uso y el río recobre su importancia. El proyecto inicial es la remodelación del edificio. Para pasar a acondicionar la zona del propio río ya esperamos poder contar con la participación de la Junta de Andalucía. Tenemos nuestras aspiraciones al respecto. No creo que dé tiempo a ponerlo todo en marcha dentro de este mandato, por eso es importante también que todos estemos de acuerdo en relanzar esta zona, para que, independientemente de quien esté gobernando, si son buenos para la ciudad sigan su curso.
En materia de limpieza, antes de fin de año toca renovar el convenio laboral con la plantilla de Urbaser en medio de las críticas por la falta de limpieza en muchas calles, ¿creen que terminarán viéndose implicados en la negociación?
—Hay que partir de la base de que el servicio es deficitario, porque hay menos personal, y que el recorte del 20% ha traído una serie de consecuencias negativas. A partir de ahí, la negociación es una cosa entre la empresa y los trabajadores. Lo que sí vamos a tratar es que empresa y trabajadores lleguen a un acuerdo satisfactorio para todas las partes y mejore el servicio, que es nuestro máximo fin. No hay que olvidar que estamos en el marco de un plan de ajuste que, además, no es real, y de hecho la demostración es que no se ha cumplido en ninguno de sus tramos. Estamos a expensas de lo que nos plantee Economía, pero tenemos claro que hay que mejorar el servicio y que ambas partes lleguen a un acuerdo.
En movilidad hay un tema que predomina por encima de cualquier otro: el carril bici. ¿Si hubo tanto consenso para diseñarlo, cómo es que está dando tantos problemas?
—Se planteó en la Mesa de Movilidad, pero sobre las consecuencias que traían los distintos tramos no se dio la información necesaria. De hecho, yo he tenido que celebrar encuentros con colectivos y la oposición para explicarles que tramos que han sido bastantes conflictivos en cuanto a la alarma social provocada, como ha pasado con la tala de árboles, eran aspectos que estaban contemplados en el proyecto. Un proyecto que no hay que olvidar que viene de la mano de IU y del PP, uno en la Junta y otro en el Ayuntamiento, y que nosotros lo que nos hemos dedicado es a dar información sobre cada uno de los tramos, sobre todo en los casos de Puertas del Sur y León de Carranza, que han sido los más polémicos, con el fin de llegar a un acuerdo entre todo el mundo. Así, ante una previsión de tala de más 200 árboles, hemos tratado de trasplantarlos, otros nos han demandado que los dejemos talados, porque provocan problemas a diario de caídas, en el acerado, en los patios... Gobernamos para los ciudadanos y tomaremos las decisiones en función de las demandas que nos planteen los ciudadanos. El proyecto contempla que árbol que se tale, árbol que se repone, pero que el que se reponga sea el adecuado, es lo que pretendemos. Todos los árboles que se talen se van a reponer, pero es que, en paralelo, estamos elaborando un plan de replantación de árboles en todos los barrios, viendo cuáles son necesarios y adecuados para que en el futuro no tengamos los mismos problemas que ahora con los que se plantaron en su momento y que se ha visto que no son adecuados para determinadas zonas.
El PP siempre presumió de su gestión al frente del autobús urbano, ¿cuáles son sus expectativas y propuestas de mejora?
—La expectativa es seguir creciendo. Tenemos 4,5 millones de pasajeros en este momento. Si lo comparamos con el año 1989, entonces había más de 12 millones de usuarios. Hay margen para crecer. Y para hacerlo hay que seguir mejorando, y una de las claves de mejora pasa por contar con mejores autobuses y con vehículos que estén adaptados para personas con movilidad reducida, ya que los autobuses que se compraron en el cambalache de Madrid no cumplen con la normativa al respecto. Vamos a recurrir a fondos de la Unión Europea de cara a la adquisición de nuevos autobuses, de manera que podamos comprar diez autobuses nuevos y en los presupuestos de 2016 incluir también la compra de alguno más.
La semana próxima se celebra la Semana de la Movilidad, ¿qué mensaje es el que se trasladará a la ciudadanía?
—Teniendo en cuenta que no sólo se centra en la utilización del vehículo, la idea es hablar de una ciudad con movilidad sostenible, y emplazo a todo el mundo a que participe y se conciencie de la utilización del transporte público y de la bicicleta, de manera que ésta sea una semana que sirva de punto de inflexión, ya que vamos a poder empezar a contar con un amplio carril bici funcionando al cien por cien a partir del 1 de enero del próximo año. .
En agosto se reunió con la concesionaria de la zona azul, ¿habrá punto de entendimiento y cuáles son sus planes de cara al mantenimiento del servicio?
—Este Gobierno se ha encontrado con la sorpresa de que el 1 de marzo de 2016 se inician los trabajos para pintar las nuevas calles que se van a incorporar y que el 1 de junio deben estar en funcionamiento. Hemos pedido a la Mesa de Movilidad que nos traslade propuestas de cara a la mejora de este servicio, puesto que próximamente nos reuniremos nuevamente con la concesionaria y queremos trasladarle dichas propuestas para tratar de llegar a un acuerdo. Yo solicité un informe jurídico para ver en qué posición estábamos de cara a negociar con la empresa en función del acuerdo vigente, puesto que hay que partir que se ha pasado de una concesión de diez años a una concesión de once años por una decisión política del PP, la de retrasar la ampliación de la zona azul excusándose en el desarrollo de las obras del carril bici. Una medida que le va a provocar un perjuicio al Ayuntamiento, ya que por ese año extra que se ha añadido a la concesión dejaremos de ingresar más de 400.000 euros. Hay determinadas cuestiones que la empresa deberá tener en cuenta, como la demanda que nos traslada Acoje de ampliar la zona naranja de 30 a 60 minutos, que me parece muy razonable, porque media hora da para poco, y todo lo que sea posible modificar lo intentaremos respaldados por la Mesa de Movilidad. El pliego nos permite hacer determinadas variaciones que es lo que queremos plantear a la empresa.
En materia de participación se ha convocado la elección de los consejos de distritos, ¿tiene previsto alguna novedad en su funcionamiento?
—La novedad es que funcionen y que realmente sean órganos de participación y que nos lo creamos. El mundo vecinal debe ser el elemento que nos guíe en cuanto al proyecto y modelo de ciudad que queremos. Y en el ámbito de la participación ciudadana hay que darle el valor que hasta el momento no ha tenido. El mundo asociativo ha ido bajando en intensidad en los últimos años y hay que recuperar esa implicación ciudadana en las asociaciones como elemento en el que se canalicen las demandas de los vecinos y sea ése el instrumento que nos permita solucionar infinidad de problemas que hay en esta ciudad que muchas veces el ciudadano de a pie no sabe a dónde dirigirse, y ese papel lo tienen que desempeñar las asociaciones.