En una pequeña o gran ciudad, un gran teatro es el signo visible de su cultura. Salvemos nuestro teatro. Que no haya que esperar, de nuevo, un milagro para que el Villamarta siga abriendo su portentoso telón
La alcaldesa acaba de lanzar la voz de alarma sobre la Fundación Teatro Villamarta, haciendo un llamamiento para salvar el coliseo jerezano. "La ley es muy simple; cuando una empresa tiene dos años de pérdidas está en causa de disolución" han sido sus palabras. Recordando que la urgencia es "sacar 600.000 euros para salvar el Villamarta". Ni el Ayuntamiento ni la Junta pueden sacar 600.000 euros en este momento y, por lo tanto, la única vía que queda son los patrocinios. Así las cosas el coliseo jerezano vuelve a estar en situación delicada. Hace unos años, en Málaga, el actor José Sacristán mostraba su visión de la actualidad del mundo de la cultura, más concretamente del teatro y del cine. Según el actor, el teatro como espectáculo cuenta en la actualidad con la afinidad de un gran número de personas, pero no el suficiente como para subsistir como fenómeno social, por lo que necesita del apoyo de las instituciones. “El teatro privado ha desaparecido, no es un negocio”, aseguró. En julio de 2011 y en esta misma columna semanal de “Jerez intramuros” escribía sobre este asunto cuando las dificultades económicas se hacían presente en el Villamarta. Desde sus inicios este teatro ha sido un orgullo para la ciudad y un prestigio para toda compañía, artista o relevante figura que ha pisado sus tablas. Pero también ha sido víctima del maleficio que parece recaer sobre este espacio urbano pues, tras distintas épocas de esplendores, no es la primera vez en el que el coliseo jerezano ve caer sobre él la sombra del cierre y el abandono. Acababan, entonces, de saltar las alarmas, la crisis había recortado las ayudas de la Junta de Andalucía y Gobierno en más de un 50%, mientras el Ayuntamiento no cubría los gastos fijos de un teatro que ya entonces contaba con más de 2 millones de déficit, duplicando el pago que el propio municipio invirtió por su compra. Cuando parecía que en sus 85 años de historia el Villamarta se había consolidado como la gran oferta cultural y festiva de ciudad, que su reapertura en 1996, tras diez años de lucha, desde su último cierre, había supuesto una apuesta segura para mirar a su futuro sin temores, llegaba esta complicada situación que pudo haber desembocado en un nuevo cierre. De nuevo salta ahora la alarma por lo que hay que volver a hacer notar la voz de la ciudadanía, como ya se hiciera en su momento, para buscar los causes que eviten el temido cierre y potencie la oferta cultural del mismo. Las primeras voces ya se han pronunciado reclamando iniciativas que apuesten por un teatro de tanto prestigio y que tanto ofrece a la ciudad.
El teatro es de vital importancia en cualquier sociedad ya que es generador del desarrollo de la expresión creativa natural que todo ser trae consigo, estimulando tanto las cualidades como los valores morales y la autoestima. Además, tiene la fascinante tarea de la creatividad en grupo, la sensibilidad, la apreciación artística y la expresión, factores que contribuyen al espíritu social de todo individuo. En una pequeña o gran ciudad, un gran teatro es el signo visible de su cultura. Salvemos nuestro teatro. Que no haya que esperar, de nuevo, un milagro para que el Villamarta siga abriendo su portentoso telón que nos hace embutirnos en la magia de su grandiosidad.