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Jueves 14/11/2024
 

Jerez

Ha sido como parar un tren

Pues nada, cuatro años más de Mariano, no lo querían en su casa y lo ha abrazado toda España

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  • Fiesta en Génova. -

Hay trenes que una vez han salido ya no pueden parar, son esos trenes pesados de mercancías cuyos vagones llevan la carga de tres camiones y necesitan kilómetro y medio para poder frenar. Si la izquierda no supo ponerse de acuerdo en meses, pues si no han querido, tiempo han tenido, les han dicho desde sus casas o con papeletas en mano los votantes. Porque jugar a repetir elecciones es como intentar parar un tren, ¡Jesús, cuánto descalabro por todas partes! Y qué chiste dejarse llevar por las encuestas en este país, qué caras se les ha quedado a algunos, cómo se están riendo otros. Hace unos meses que una servidora lo apuntó desde aquí, ¡cuidado con repetir elecciones que las vota el diablo! Pues nada, cuatro años más de Mariano, no lo querían en su casa y lo  ha abrazado toda España. Vivir para ver, que Aznar tenía la misma cara que los de Podemos y qué, quién gana, gana. Ahora que viéndolo en el balcón, ese balcón de Génova que sigue siendo suyo, comprobamos que con los nervios de alegría es peor, ya sabemos que lo suyo no es la oratoria, pero hizo un poquito el ridículo. No creo que le vaya a importar porque más ridículo han hecho los demás, que aún no se creen lo que ha pasado. Tampoco creo que se entienda en ninguna parte, el gobierno más enfangado por la corrupción, con un presidente que habría tenido que dimitir tantas veces, refrendado por las urnas, los europeos nos mirarán con perplejidad. Nos estarán devolviendo a los tópicos de “España es diferente” en el siglo XXI, donde ya son historia hasta las repúblicas bananeras.

Esto es lo que hay y no podemos rezarle ni a Santa María del Brexit como están haciendo los ingleses, colapsando la página web de la Cámara de los Comunes enviando más de 2500 firmas por minuto para volver atrás, para que se repita el referéndum. Aun superando los tres millones de firmas que llevan no será fácil. Se sabe que ni los partidarios del Brexit querían esto, que era sólo un poder seguir autorizados a dar caña con el tema cada vez que les viniera bien, pues han comprobado que no hay nada más inevitable que pasarse de frenada.

Mira que el Parlamento nos ha quedado mono, con tantos colores, tan arco iris como el día del orgullo gay con el que ha coincidido en fechas. Si pudiera funcionar sería ideal porque nos llevaría a conseguir las cosas por el diálogo, algo sin estrenar en este país, acostumbrado a la confrontación y a los gritos. No podrá ser, Rajoy se lo saltará a decretazos. 

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