Este excelente nivel de mantenimiento es sobre todo gracias a la labor de la plantilla de trabajadores del club, doce operarios más el jefe de mantenimiento, Paco Trujillano, que con exiguos medios son capaces, gracias a su enorme experiencia y mayor amor por el campo, de hacer competir La Cañada con cualquier otro campo de la Costa del Sol.
El equipo de operarios está compuesto por un mecánico, dos fontaneros y nueve jardineros; y todos capitaneados por Trujillano se valen para presentar de forma inmaculada cada día las 50 hectáreas de La Cañada a los jugadores.
La Cañada, situada a unos escasos kilómetros de la línea del mar de Sotogrande y ubicada en un alto promontorio, recibe de forma directa los vientos de la zona, el poniente y el levante, por lo que su influencia es decisiva a la hora de diseñar su mantenimiento. El poniente, de aire caliente, suele secar más la hierba; mientras que el levante produce más enfermedades al compaginar horas de rocío con fuertes horas de sol: todo un reto para el equipo de mantenimiento de La Cañada.
El campo está sembrado de hierba Bermuda 4.19 y los greenes de hierba Agrosstis Pencross, a juicio de Trujillano "las mejores y que mejor resultado nos dan a nosotros, por nuestra situación". Por otra parte, el rough del campo es natural. El doble diseño del campo, 9 hoyos por Robert Trent Jones y 9 hoyos Dave Thomas, también invita a ciertas diferencias en su mantenimiento, sobre todo en el distinto carácter de los bunkers, unos más grandes y otros más pequeños.
El campo también posee una arboleda autóctona con gran abundancia de algarrobos, acebuches, pinos, lentiscos y una zona de alcornoques, la más oriental y última señal del Parque de Los Alcornocales. También La Cañada posee una flora y fauna autóctona que incluso permite al jugador divisar alguna que otra vez a animales como zorros, meloncillos, tejones, conejos, gallitos de campo e incluso perdices.
En esta época veraniega el trabajo del equipo de mantenimiento comienza a las siete de la mañana, aunque ya durante toda la noche el riego automático del campo ya se ha encargado de refrescar la hierba, con el corte diario de los greenes. Los operarios siempre adelantan varios hoyos a las primeras partidas en una labor que suele concluir sobre las tres de la tarde.
Además, el equipo de mantenimiento de La Cañada realiza semanalmente un doble corte a la zona de antegreen; tres arreglos a los bunkers; tres cortes a las calles; dos cortes al semirough; y también dos cortes a los tees. Además de cuidar también la zona de prácticas, la casa club y todo el arbolado.
Un trabajo ingente que aumenta más aún con la época de pinchado de greenes, un sistema ideado para airear y sanar la tierra donde se asienta el green. Esta labor La Cañada la realiza dos veces al año, en los meses de mayo y septiembre, y que obliga a cerrar durante dos días los greenes pinchados y luego estar al menos durante quince días bastantes llenos de arena, aunque aptos para el juego.
Una labor importantísima de mantenimiento que la corta plantilla de La Cañada, tanto en personal como en medios, es capaz de superar día tras día gracias sobre todo a la gran experiencia que atesoran sus componentes, que en algunos casos llevan desempeñando esa labor en el club desde la creación del campo en 1988 y en otros con más de diez y quince años.
Aunque también La Cañada recibe ayuda puntual de los otros campos de golf de la zona de Sotogrande con el préstamo de maquinaria para labores específicas. Además, el greenkeaper Manuel Gavira Zumaquero también lleva años asesorando de forma desinteresada a los profesionales de La Cañada, con unos resultados más que excelentes.