Este jueves se cumple una semana de la desaparición Ovidio López Richarte, el empresario jerezano de 40 años, y en su entorno siguen sin explicarse qué ha podido pasar para que le hayan perdido la pista de esta forma. Avanzan los días y con ellos la desesperación de su familia y su círculo de amigos, que siguen difundiendo fotografías suyas por las redes sociales, cruzando los dedos para que den con su paradero y pidiendo colaboración ciudadana por si le vieran para que se pongan en contacto con ellos o las fuerzas de seguridad.
Todos los patrulleros de la Policía Nacional también llevan una foto de este vecino de La Marquesa, donde vive con su mujer y sus dos hijos, después de que la familia denunciara su desaparición días atrás en Comisaría y la UDEF (Unidad de Delitos Especiales y Violentos) se haya hecho cargo del caso.
Juan Luis Domínguez es amigo de Ovidio “desde pequeño”. Se criaron en la Barriada del Rocío y conoce a toda su familia, con la que está en permanente contacto. Él mismo ha buscado personalmente y por su cuenta por varios puntos de Jerez, pero ha sido en vano y su inquietud, como la de su familia, va en aumento después de siete días sin noticias de su amigo. “Los niños están preguntando por su padre. Es muy extraño; la gente está que no vea. Todo el mundo está muy preocupado por él”, relata Juan Luis, a quien le cuesta creer que Ovidio se haya marchado voluntariamente y siga sin contactar con nadie de su familia ni de su entorno más cercano.
Tampoco había notado que el empresario presentara un comportamiento extraño ni le consta que tuviera problemas en casa o en su negocio. “Es que es muy raro todo, él siempre iba al bar se tomaba una cerveza con sus amigos y se iba. Tiene el móvil apagado y no ha llamado a nadie. Ya es una semana sin saber nada”, manifiesta.
Se marchó con su moto
La última vez que Ovidio fue visto fue cuando salía del Bar Adrián, en La Milagrosa, con calzonas negras y unas zapatillas deportivas y se marchaba en su moto 125 Honda de color blanco. Eran las diez de la mañana del pasado jueves. Hace justo una semana.
Tal y como consta en el aviso con su fotografía que la familia está colocando por zonas estratégicas, tiene los ojos verdosos, mide 1,83 y pesa 80 kilos. Hasta ahora, lo único que le ha llegado a la familia son pistas falsas. “Han dicho que lo han visto en La Comedia, una discoteca de Jerez, en Guadalcacín y hasta en Sanlúcar de Barrameda, pero no era él”, explica Juan Luis, que no pierde la esperanza en que su amigo aparezca cuanto antes.