?Si los niños se casan creo que vendré sólo de vacaciones, porque allí en Australia tienen su futuro. Pero la tierra es la tierra?
¿Qué recuerda de su infancia?
Me acuerdo cuando estaba en la escuela de Tolox (Málaga). Somos cuatro hermanos y nací en el año 1946. Cuando tenía cinco años nos vinimos a residir a La Línea. Y me considero un linense hasta la médula. En principio mi padre quiso trabajar en Gibraltar, pero puso una tienda en la barriada de La Colonia y allí nos criamos. Me puse a trabajar con un ditero a los nueve años, estando hasta los dieciocho.
¿Fue al colegio cuando llegó a La Colonia?
Fui dos años y mi tarea era ir a la escuela de don Francisco por la mañana. Y el sistema que tenía mi maestra era que los niños que sabíamos leer y escribir enseñábamos a los que no sabían nada. Aún me encuentro con compañeros de aquella época, que me dan las gracias por haberlos enseñados a leer y a escribir.
¿Trabajaba a la vez?
Por las tardes iba a las colas del gas con una lata a recoger petróleo por la calle Duque de Tetuán o en el callejón de El Palo, para que mi padre lo vendiera. Después con un canasto iba con cosas por las calles, con un ditero de un negocio que tenía mi tío.
Tiempos difíciles
La situación económicamente estaba complicada porque eran tiempos de la posguerra. Pero mi tío tenía dos tochos de libros de contabilidad. Y como la cosa estaba mal uno de los diteros se fue a trabajar a Barcelona y el otro a Francia. Y fue cuando mi tío unió los dos libros de contabilidad y me los dio a mí para que ejerciera de ditero cuando tenía doce años.
Los diteros están actualmente casi extinguidos
Yo les daba un vale para que compraran lo que quisieran. Después iba apuntando lo que te pagaban diario o por semanas lo que buenamente podía la gente. Mi tío cargaba el 25% del dinero prestado. Esa función es más o menos la función que hacen ahora las casas que conceden créditos.
¿Por qué dejó de ejercer de ditero?
A cada uno de los dos diteros que sustituí le pagaba 700 pesetas. Y yo llevando los dos libros me pagaba sólo 400 pesetas. Y como le dije que quería que me diera más dinero, al no llegar a un acuerdo, aproveché que había un curso de cerrajero de seis meses, en La Acelerada, lo hice y saqué el número seis.
¿Encontró trabajo de cerrajería?
Nada más terminar el curso me empleé en el talle de cerrajería de Miguel Romero, hasta que me tuve que ir a la mili.
¿Cómo le fue en el Servicio Militar?
Me mandaron a la Marina en San Fernando. Hice un curso de cabo y me destinaron al barco minador Martes I. Fue cuando Juan Carlos I era teniente de navío e iba a dar la vuelta al mundo en el Juan Sebastián el Cano. Y nosotros íbamos acompañándolo como buque de reserva. Antes de partir por la noche me había despedido de mi familia, pero no hice ese viaje porque inesperadamente me destinaron al patrullero RR-29, donde llevé las cuatro oficinas: Comandancia, Segunda Comandancia, Habilitación y Detalle, terminando la mili ahí.
Regresa a La Línea, ¿dónde trabaja?
Volví con Miguel Romero y estuve haciendo carpintería metálica. Después me fui a la Costa del Sol y de ahí me fui a Alemania a trabajar donde estuve cuatro años y medio.
¿Qué edad tenía por esas fechas y cómo le fue en Alemania?
Estuve en Nuremberg con un contrato desde España y me llevaron a una residencia de españoles, tendría por entonces unos 25 años. Lo mejor que tenía Alemania era que si hacías bien tu trabajo nadie se metía contigo, siendo una diferencia abismal con respecto a España, porque podías vivir bien y venir de vacaciones.
¿Cuándo se vino para La Línea?
Vine de vacaciones por julio del 1975 y conocí a mí mujer que era de Gibraltar. Volví a Alemania y nos carteábamos y en noviembre cuando murió Franco, me vine para La Línea. Me fui a Gibraltar a verla vía Tánger al estar la frontera cerrada. Trabajé de mecánico y nos casamos viniéndonos para La Línea en marzo de 1976, donde permanecimos hasta el año 1982.
¿Durante esos años dónde trabajó?
Volví a trabajar con Miguel Romero. Pero tuve una disputa con él porque no quería pagarme lo mismo que al resto de los trabajadores, porque me quería dar un dinero extra por debajo y no me encontraba a gusto. Me despidió y tuvimos juicio, lo gané con la condición de que me readmitía o me tenía que indemnizar con 25.000 pesetas. Pero nunca me dio ese dinero.
Gesto que le honra, porque esa honestidad y compañerismo no es frecuente.
He perdido el puesto de trabajo dos veces por culpa de eso, pero después los mismos compañeros que defendía me dejaban tirado. Trabajé a continuación con Luis Gutiérrez durante un mes. Tuve un accidente al caerme de unas escaleras desde cinco metros montando unas puertas correderas en Acerinox. Estuve de baja y cuando me reincorporé al trabajo me despidieron y me empleé a continuación en la refinería estando unos cuatro años.
Pasó por muchas empresas.
El problema era que para tener derecho a indemnización tenías que estar trabajando seis meses, pero despedían a los cinco y no tenías derecho a nada. Y como tenía una familia que mantener decidimos irnos a Melbourne (Australia).
¿Qué es lo más bonito que le ha pasado en la vida?
Conocer a mi mujer que es una persona maravillosa. Que mis hijos están bien situados, y que le he dado dos vueltas al mundo.
¿Cómo le va en Australia?
Me va estupendamente y estoy de capataz de calderero. Llevo 27 años ya y soy más de allí que de aquí.
¿Añora mucho La Línea?
Imagínate, pero a través de la computadora estoy informado de todo lo que ocurre en España, especialmente lo que compete a La Línea y al resto de la comarca. El día 6 de agosto tengo que comenzar a trabajar. Los dos meses que llevo de vacaciones se me han pasado muy cortos. Pero he disfrutado muchísimo porque esto es totalmente diferente.
¿Cuándo se jubile se vendrá para La Línea?
Si los niños se casan creo que vendré sólo de vacaciones, porque allí tienen su futuro. Pero la tierra es la tierra.
