Las lluvias que se han venido registrando en estos últimos días permiten aliviar la situación de la agricultura y la ganadería después de que dos meses consecutivos de ausencia total de precipitaciones.
En la provincia de Cádiz han caído estos días “entre 60 y 80 litros” de agua por metro cuadrado, un volumen de lluvia que debía haberse registrado en febrero pero que es igualmente bienvenido en todo el sector.
El presidente de Asaja-Cádiz, Pedro Gallardo, advierte de que la situación se hubiera tornado ya especialmente problemática si a los efectos del coronavirus se sumara una prolongación de la sequía.
El escenario hubiera sido por tanto “mucho peor” sin unas lluvias que contribuyen al desarrollo de cosechas que se encontraban ya a la mitad, como las de cereal, o a cultivos permanentes como la viña o el olivar, “que están haciendo reservas de agua”.
Todo ello sin dejar de lado la importancia que esas precipitaciones tienen para los pastos, que permiten aminorar los costes de mantenimiento del ganado.
Sin embargo, el sector debe luchar ahora contra los efectos del coronavirus.
Perdido ya el negocio de la flor cortada al suspenderse la Semana Santa y otros eventos, una de las cuestiones que mayor inquietud genera en Asaja es “el cierre del canal Horeca”, en el que se incluye el sector hostelero.
“Eso va a generar una falta de demanda en producciones sensibles, como las de cabritos, lechazos o cocinillos, que se consumen generalmente en restaurantes y no a nivel particular”, explica Pedro Gallardo.
A la organización también le preocupa un hipotético cierre de fronteras después de que durante años se hayan realizado notables “esfuerzos” para “abrir mercados” y dar salida a productos “de alto valor añadido”, como el aceite de oliva, las hortalizas, frutas o vinos. “Si se cierran las fronteras todas estas producciones estarán en peligro”, subraya.
Asaja asegura que el sector está trabajando estos días para evitar el desabastecimiento en los lineales de los supermercados o los mercados tradicionales.
Además, ha puesto a disposición de las administraciones públicas todos sus tractores, atomizadores y barras de pulverización por si fuera necesario trabajar en la desinfección de los pueblos.