Hugo y su madre Inés ya están descansando en su casa de Jerez tras su operación número 18 en una clínica de Madrid. Los dos regresaron este jueves en tren 24 horas después de que el niño, de 10 años, y que padece el síndrome de Trevor, fuera intervenido por décimo octava vez. La intervención se centró en extirpar dos tumores de una rodilla y un absceso por el que no podía mover la pierna. Fueron tres horas de una “dura” operación en la que el especialista que lleva su caso desde hace cinco años tuvo que quitarle un poco de hueso y comprobó, con preocupación, la "agresividad" con la que avanza esta enfermedad rara, que afecta al crecimiento de los cartílagos y se manifiesta también en la aparición de tumores. “Al abrir vio que la rodilla estaba minada de tumores, pero lo han limpiado muy bien”, señala Inés al otro lado del teléfono, sin ocultar sin inquietud. De momento, ahora les queda esperar a ver la evolución de Hugo, mientras que en julio deberán regresar a la clínica madrileña para una revisión.
Y es que el doctor Noriega, que se encarga de su caso, como apunta Inés, no se explica que en sólo seis meses esta patología haya avanzado tanto. Por esta razón, tal y como detalla la madre de Hugo, se vieron obligados a quitarle bastante hueso de la rodilla afectada.
Al recuperarse bien de la anestesia, madre e hijo han podido volver en la jornada prevista a Jerez, ciudad en la que a lo largo de estos años le han demostrado su solidaridad con festivales y citas benéficas para recaudar fondos y a través de la venta de pestiños que realiza su madre. El problema es que sus operaciones cuestán más de 5.000 euros.
Esta última ha sido posible gracias a las donaciones de un jugador alevín del Sevilla, natural de Jerez, que le dio sus ahorros de 1.000 euros a Hugo, y de la Asociación Ayúdame a Ayudar. Entre los dos completaron los 3.000 euros que le faltaba a la familia.