La delegación provincial de Educación, con su responsable al frente, Blanca Alcántara, conoce perfectamente la situación de este colegio, no en vano la propia delegada ya lo visitó al inicio del curso cuando los padres también protagonizaron los primeros días de calendario escolar otra protesta, y de nuevo la delegación se muestra consternada por no poder ofrecer una solución.
La explicación de la administración es bastante sencilla e incluso puede llegar a ser también convincente: la obra de construcción del colegio se había adjudicado a una empresa que posteriormente ha quebrado por la crisis económica por lo que todo el proceso de elección de empresa y adjudicación ha tenido que comenzar de nuevo de ahí el lógico retraso de tantos días.
Ahora bien, la administración falla, y de ahí el monumental enfado de los padres, primero al intentar convencer a estos progenitores que las obras estarían terminadas en el espacio de un mes; algo que no se ha conseguido y que ha derivado ahora en esta nueva protesta ya que los padres consideran que no se ha cumplido el voto de confianza que les había dado a la administración. Pero sobre todo Educación falla al no tener un plan B previsto ante estos contingentes, falla en prevención, y también falla posteriormente en reacción. Una vez que se supo que el colegio no iba a estar en condiciones para albergar a estos alumnos se debió poner en marcha un plan alternativo urgente para solucionar la escolaridad de estos jóvenes. Incluso los padres se preguntan si no hubiera sido mejor continuar en el antiguo colegio.