—Un fin de curso más
—¡Cómo pasa el tiempo!, porque es el sexto ya, gracias a Dios. Pero este tiene algo especial, porque ha sido un curso lleno de fechas de actuaciones para los alumnos, en donde se han conseguido una cantidad de orejas muy importante.
—Muchos alumnos matriculados.
—La cantidad de alumnos que tenemos no me la esperaba. Empecé con uno y con muy poco material. En verdad no quiero ni acordarme, porque los comienzos más que malos fueron de incertidumbre. Nuestro alcalde Tomás Herrera, que era por entonces concejal de Hacienda, me comunicó que había que inaugurar la escuela de forma oficial con un mínimo de 12 alumnos y la inauguramos con 27.
—Afortunadamente, ya hasta han debutado con caballos.
—Ha debutado Hugo, y este año no ha debutado Miguel Ángel Sánchez por algún error que hemos cometido, pero debutará el año que viene si Dios quiere. Los demás que tengo están en puertas porque con erales tengo a unos cuantos y con añojos muchos.
—¿Mucha competencia entre los alumnos?
—Entre ellos sí, porque hay media docena que son unos gallitos de pelea con mucha raza como son Christian Valencia, Eduardo Castillo y Jiménez López, entre otros, que están empujando y dando motor a los demás. Quiero que se lleven bien y que se quieran mucho, pero cuando se líen el capote de paseo que no se conozcan y que se quieran quitar el pie del suelo uno al otro.
—¿Qué le inculca a los alumnos?
—Primero que sean educados, correctos y buenas personas, no sólo aquí, sino en la escuela. Que respeten a sus padres y hermanos, que no digan palabras malsonantes, porque a mí los tacos no me gustan. Y cuando toreen, que no se les quede ninguna calderilla en el bolsillo y que den toda la que lleven. Porque después que no me vengan con excusas, porque yo por el “es que” no fui figura del toreo.
—Sus alumnos tienen todo lo que necesitan y más.
—Aquí se les echan novillos de primera categoría y usan las mismas prendas que las figuras del toreo. Por lo tanto, se les exige que se entreguen totalmente, y si no sale la cosa muy bien, que no sea por falta de entrega.
—En el toreo no hay milongas, el que vale, vale y el que no, no.
—A mis alumnos les tengo dicho que yo ni los quito y ni los pongo en los carteles, porque han de ser ellos los que se pongan o se quiten. Por lo tanto, si no se entregan van al banquillo de los reservas hasta que se ganen de nuevo torear.
—La diferencia entre sus alumnos y cuando usted empezaba es abismal.
—Es como la noche y el día, porque ahora los alumnos no se tienen que preocupar de tentaderos, tampoco en qué fechas van a torear porque aquí estamos Juan Repullo y yo para buscárselas. Este año han tenido unas 70 vacas de ganaderías, entre ellas la de los hermanos Gavira, Miguelín, Escarcena, Cayetano Muñoz, Carlos y Marcos Núñez.
—¿Contento por la respuesta del público hacia la escuela?
—¡Hombre!, en la novillada de feria, poner la plaza de Algeciras con tres cuartos de público, eso ni soñando. Cuando vi la plaza como estaba ya triunfamos, pero ha sido gracias a una labor diaria, habiendo dado su fruto. Además, todas las escuelas se quejan de los padres de los alumnos. Yo no tengo motivos para quejarme, porque nos ayudan.
—Es fundamental tener de gerente a un matador de toros como lo es Juan Repullo.
—Bien lo sabes, José, que es importantísimo tener de gerente a Juan Repullo, porque al ser matador de toros no tiene horarios ni pereza para levantarse de madrugada, porque cuando torea uno de nuestros alumnos parece que toreamos nosotros, pasamos miedo y se nos seca la boca. Por lo tanto, al vivir esto y sentirlo profundamente vamos al fin del mundo con tal de que toreen nuestros alumnos. Y por ello no es lo mismo tener un gerente matador de toros que un gerente funcionario. El acierto fue del alcalde, que puso de gerente al hombre ideal.
—No en cualquier sitio tienen un alcalde como el de Algeciras, que apoye y apueste tanto por su escuela
—En cualquier sitio de España donde hemos ido a torear, los otros maestros de las demás escuelas nos tienen envidia, porque nos dicen que no tienen un alcalde como Tomás Herrera. Porque nosotros, cuando necesitamos algo, enseguida lo tenemos, pero a ellos les cuesta un mundo. En temas políticos no sé porque no entiendo, pero en el mundo del toro Tomás Herrera tiene un gran cartel. Nuestro mismo presidente Eduardo Ordóñez nos dice “¡Qué alegría!, de alcalde que tenéis para la escuela”. Esto puede sonar a pedantería y a peloteo, pero es la realidad.
—El fin de curso, un año más, en la ganadería de los hermanos Gavira.
—Siempre se ha celebrado allí, porque nos han tratado maravillosamente, echándonos muchas vacas y estando siempre dispuestos a todo. Quiero decir, en estos tiempos de crisis económica, que el catering que se sirve en el fin de curso, a las arcas municipales no le cuesta nada, porque nos lo regala Luis, el panadero de La Granja. Mazuelos nos regala los carteles, la venta José Mari también está ahí ayudando, como el Hotel Octavio, Joyería Matías y Unicaja...
—¿Satisfecho porque se haya celebrado este año en Algeciras el Encuentro Andaluz de Escuelas de Tauromaquia?
—Muy satisfecho, porque estuvo a punto de suspenderse, pero al tener de alcalde a Tomás Herrera, dijo que para adelante tras unos retoques que hubo que hacer. Y como sabes Juan Repullo jugó un gran papel realizando un gran trabajo para que el mismo se llevara a cabo.
—Algeciras taurinamente a nivel nacional tiene su peso.
—Tenemos la suerte de poseer nuestra plaza de toros, con su gran afición, no sólo de Algeciras sino de la comarca. Y todas las escuelas de España nos llaman porque quieren torear en Algeciras. El año próximo tenemos que subir un peldaño, porque vamos a ir a Nimes y Dax (Francia), a Valencia, Sevilla, Málaga, Ronda, El Puerto y otras plazas de categoría, porque tenemos alumnos que nos pueden representar dignamente.
—Usted y el gerente forman parte de la mesa de contratación, del concurso para la concesión de Las Palomas,
¿han recibido llamadas telefónicas e invitaciones varias?
—Me gusta que llamen, porque se nota que la plaza de Algeciras es una tarta apetecible. Pero tanto Juan Repullo como yo no somos nadie para poner o quitar empresarios, ya que hay más miembros en la mesa de contratación y una tabla de baremación de puntos.