El corazón del barrio de San Miguel acogerá próximamente un importante complejo residencial que le dotará de nuevas viviendas y permitirá además la rehabilitación de dos fincas históricas de las calles Barja y Pollo.
La iniciativa está siendo promovida por Construcciones El Calvario, una empresa familiar de Marchena (Sevilla) que parece dispuesta a apostar fuerte por uno de los enclaves más sobresalientes del centro histórico.
El proyecto va a ser redactado por el arquitecto José Carlos Galán, de Ingenioarte Arquitectura, que ya viene trabajando en otras actuaciones encaminadas a la rehabilitación del centro.
El complejo residencial ofrecerá una decena de apartamentos en la finca de la calle Barja y al menos media docena de vivientas de tipo loft en la calle Pollo.
Aunque serán independientes, ambas promociones se unirán a través de un patio interior que permitirá el acceso a los garajes, que se ubicarán en los bajos de esta última finca.
Además de lo que ya de por sí supone para la rehabilitación del barrio de San Miguel la construcción de este número de viviendas, la actuación va a permitir recuperar dos edificios señeros, especialmente el de la calle Barja, que hasta mediados de los ochenta albergó el colegio del Sagrado Corazón de Jesús que regentaban las Hijas de la Caridad y que funcionaba a modo de internado para niñas pertenecientes a familias desfavorecidas o desestructuradas.
Con anterioridad al inicio de la crisis inmobiliaria y financiera ya se puso en marcha una iniciativa encaminada a dotar de uso residencial esta finca, que no prosperó precisamente como consecuencia del hundimiento del sector.
El escenario parece ahora más favorable a pesar de la pandemia y de hecho los promotores de este conjunto residencial ya cuentan con personas interesadas en adquirir estas viviendas, en muchos casos de Sevilla o Madrid que pretenden cambiar su residencia y trasladarse a uno de los lugares más atractivos del centro de Jerez.
No en vano, se estima que si todo marcha según lo previsto la tramitación administrativa podrá culminarse en los próximos nueve meses, de modo que en el verano de 2021 se inicien las obras.
Una rehabilitación muy cuidada
Las intervenciones que van a llevarse a cabo en las fincas de las calles Barja y Pollo son bien distintas dadas las características de ambos edificios.
En el primer caso se apuesta por la recuperación del antiguo patio del colegio, de estilo tardobarroco. Se pretende que cada una de las diez casas que se construyan cuente con una identidad propia, ya que la distribución y las alturas no son idénticas en todos los casos. No se descarta incluso la posibilidad de que alguna de ellas pueda contar con entreplanta.
La fachada que da a la calle Barja respetará su sabor genuino y su cantería original. La cronología predominante de la edificación es del siglo XIX.
El PGOU exige el mantenimiento de su apariencia exterior y elementos comunes de circulación, como escaleras principales y patios estructurantes con sus galerías que, como regla general, no podrán ser privatizados en la intervención.
Se permite la redistribución de tabiquería sin modificar espacios conformados con techos de diseño singular y unitario. Deberán mantenerse siempre visibles las estructuras y elementos decorativos internos y externos originales que revistan interés arquitectónico o histórico.
Podrán reponerse elementos estructurales deteriorados repitiendo siempre los sistemas constructivos originales. Con carácter general se excluyen de este supuesto los muros de fábrica.
Debe conservarse la primera crujía y perímetro del patio, si bien en la zona de nueva planta se admitirá un aumento del volumen edificatorio de acuerdo con lo recogido en los planos de ordenación.
Se autoriza la excavación de sótano para garaje en toda la superficie contemplada de nueva planta, para lo cual podrá ensancharse uno de los huecos de fachada a fin de permitir el paso de vehículos.
La rampa de acceso o la plataforma elevadora de vehículos podrá situarse en la parte protegida del edificio, siempre que sea compatible con su estabilidad y correcta conservación.
La finca de la calle Pollo 4 se corresponde con una antigua bodega del siglo XIX. El PGOU contempla en este caso la conservación de todo el conjunto estructural y configurador de la edificación: cerramiento exterior, soportes, cubiertas e incluso carpinterías, respetándose en la medida de lo posible los materiales y sistemas constructivos originales.
Se admite la construcción de entreplantas con una ocupación máxima del 40 por ciento de la superficie en planta, pudiendo tener varios niveles si las alturas de la edificación original lo posibilitan.
Los proyectos de intervención deben minimizar la compartimentación de espacios interiores, tanto los privados como los comunitarios.