Quedan cuatro finales a la vista para el Unicaja. El equipo malagueño recibe al
Baskonia, séptimo clasificado, en un contexto que obliga a no sumar otra derrota. El triunfo que cosechó ayer el Bilbao Basket ante el Tenerife (87-79) supone que los de Mumbrú le saque dos victorias a los cajistas. Recordemos que el
Unicaja necesita ser décimo, como mínimo, para estar en la BCL el año próximo.
Cuando más se necesita, más le llueven males al equipo.Llegan contratiempos de última hora:
Francis Alonso no podrá estar por una lesión en el sóleo que le impidió entrenar desde este jueves. Se suma a Carlos Suárez, Abromaitis, y la duda de Barreiro. "Tiene un problema en el tórax y es duda. En principio subiremos dos chicos de la cantera que han estado entrenando esta semana", aseguró Ibon Navarro en la previa. Los chavales que completarán los huecos son
Mario Saint-Supéry y
Rubén Vicente. Si finalmente Jonathan Barreiro fuera baja, sería convocado
Folgueiras.
Lo positivo es que
Brizuela sí llega a tiempo de su esguince de tobillo. Después de las dos derrotas consecutivas contra
Tenerife y Joventut, no queda demasiado margen para reengancharse a los diez primeros. El rival no es baladí, a pesar de no ser el
Baskonia dominante de años anteriores. El técnico cajista lo ve como
un partido "muy complicado a nivel físico. Vamos a intentar utilizar otras armas diferentes a ellos, como jugar más a campo abierto, menos cinco por cinco, intentando controlar a jugadores muy peligrosos".
Ibon Navarro se enfrenta a su exquipo, una plantilla con un
Wade Baldwin IV decisivo, que viene de hacer 25 puntos, 9 asistencias y 5 rebotes en la última victoria ante el Manresa.
Jayson Granger, viejo conocido en el Carpena, Rokas Giedraitis o Simone Fontecchio son también amenazas.
A las
20:45 horas del sábado, el Unicaja deberá levantarse o quedará medio grogui en una temporada de pocos alicientes, ambiente muy nublado, atmósfera de decepción creciente en una afición que prepara protestas y un futuro con muchas incógnitas.