Soraya no entiende todavía por qué
Munir, el
padre de su niña de ocho meses y del
bebé que espera para dentro de poco, no está junto a ella, después de que fuera
expulsado a Marruecos “de forma injusta”.
La joven que vive en Lagunillas, relata a Viva Málaga que a su pareja, de 22 y residente en la capital malagueña desde que tenía siete años, cuando llegó jugándose la vida desde Marruecos, quedando en el mayor de los desamparos, ahora ha sido enviado por decisión del juez a Rabat tras ser
detenido en la calle y pasar
más de un mes en el Centro de internamiento de Emigrantes (CIE) de Algeciras.
Sin embargo, considera, que las razones aducidas por la autoridad judicial están muy lejos de la realidad, ya que Munir si
cuenta con papeles:
una oferta por escrito de trabajo, los que le reconocen como
padre de su pequeña y los que acreditan que
reside de alquiler en una vivienda del modesto barrio malagueño.
Por eso dice no entender como le han echado, para cinco años, cuando además,
se encontraban tramitando su próxima boda, de lo que también hay papeles dice, hasta el punto, de que el 27 de julio próximo tienen
cita telemática él, en el consulado en Rabat y ella en el juzgado de Málaga “para los papeles del matrimonio”.
Mientras tanto, Soraya vive en medio de la
desesperación, por no tener cerca al padre de su hija y del bebé que espera, desde principios del mes de marzo,
teniendo que bajar (ya lo ha hecho dos veces) a Marruecos para verlo, y bregando con todo:
la niña, estudiar pra un trabajo como limpiadora en la Comisaría Provincial, con ayuda alimenticia de la Asociación Lagunillas Cruz Verde…
Precisamente el presidente de la citada asociación, que atiende a esta familia tras la derivación desde Asuntos Sociales del Ayuntamiento,
Curro López, señala preso de la
indignación la “
falta de humanidad” por la expulsión de Munir, que no “sabe si es legal”, pero que “
vulnera derechos humanos del padre” y que “ha dejado
desamparada a la madre que está destrozada”, que, este martes, al ir a recoger los alimentos “sufrió un
ataque de ansiedad”.
Según López, la decisión judicial, “
condena a una madre con sus dos bebés” y le imposibilita “conciliar trabajar y cuidar a la familia” y lamenta que “no se puede maltratar a una madre sistemáticamente e institucionalmente como se está haciendo”.
Así las cosas, Soraya considera que el juez
no ha valorado bien el informa presentado por su defensa, y sostiene que hay arraigo, que Munir tiene sus papeles, de alquiler, de empadronamiento, de oferta de empleo, por su hija pequeña, por el matrimonio pendiente, lo que le hace incomprensible la decisión tomada, que ya ha sido además, recurrida.