El
Día de la Hispanidad se asocia con el color rojigualdo de nuestra bandera. Desde hoy, en la Costa del Sol, se instaura también el blanquiazul.
El Málaga CF sigue bordando la perfección a orillas del Guadalmedina. El conjunto entrenado por Sergio Pellicer ha hecho de la
victoria en casa su seña de identidad para regresar cuanto antes a Segunda División. Ante el Melilla, que llegaba sin ganar todavía esta temporada, volvió a demostrar que el que quiera rascar algún punto en La Rosaleda tendrá que sudar sangre.
Ya en los primeros cinco minutos hubo oportunidades para adelantarse en el marcador. Cuatro, para ser exactos.
Kevin le dio la mañana desde muy pronto al lateral que lo marcaba, que tuvo que sufrir una y otra vez.
Loren Zúñiga, novedad en la punta de lanza, posicionó en todo momento a los centrales, mientras que
Manu Molina y Juanpe fueron las apuestas para la medular.
El propio
Kevin volvió a tener una clara en el minuto 26. El extremo chutó solo desde el lateral del área y el balón se fue rozando el palo derecho de la portería rival. El que
sí vio puerta una vez más fue
Dioni.
El malagueño aprovechó una jugada embarullada, tras unos
tiros previos de Loren y Kevin para batir a Javi Montoya. El propio
Dionisio tuvo el 2-0 en la jugada siguiente, pero su cabezazo lo mando a córner el meta rival. El Málaga estaba de dulce, alentado por esos 24.292 espectadores que no dejaron de animar en ningún momento. El Melilla, por su parte, pedía a gritos el descanso.
La segunda parte trajo consigo a un equipo, el de la ciudad autónoma, algo más atrevido.
El Málaga no tenía controlado el centro del campo con Manu Molina y Juanpe, algo que aprovecharon los visitantes para tener las suyas.
La más clara para los melillenses llegó en el 68'.
Migue García aprovechó una buena contra para disparar a bocajarro. Por suerte, se encontró con un Alfonso Herrero muy atento que desvió el esférico.
Pellicer le vio las orejas al lobo y decidió meter a los pesos pesados sobre el verde.
Entraron Roberto, Sangalli y Genaro. Juanpe tuvo una justo antes de irse al banquillo, mediante un cabezazo que salió rozando el palo.
A partir de aquí, cloroformo. El Málaga se decidió a que pasaran pocas cosas en los últimos minutos y así fue.
Montoya despejó un disparo de falta de Dani Sánchez, mientras que el Melilla seguía intentándolo con más corazón que argumentos futbolísticos.
Todo pudo cambiar en el minuto 90, cuando
José Enrique enmudeció al estadio con su gol de cabeza, tras un buen centro de Migue García. Por suerte, el delantero
se encontraba en fuera de juego y el 1-0 persistió hasta el final para dejar al conjunto de Martiricos con 19 puntos y un paso más cerca de lograr el objetivo.