Agentes de Policía Nacional han detenido en Málaga a tres jóvenes como presuntos responsables de un total de 26 delitos de robo con fuerza cometidos en su mayoría en la provincia. Los arrestados se hacían pasar por técnicos de telefonía para robar en empresas y otros establecimientos.
Así, los jóvenes, de 24, 29 y 36 años, han pasado a disposición de la autoridad judicial, que ha ordenado su ingreso en prisión, según han informado desde la Comisaría Provincial.
La investigación, que ha sido desarrollada por agentes de la Comisaría Provincial de Málaga, se inició el pasado mes de enero a raíz de la comisión de un robo con fuerza en una joyería de Marbella (Málaga), en el que sustrajeron unos 40.000 euros en joyas expuestas en las vitrinas del comercio, según han precisado en un comunicado.
Los agentes comprobaron que días antes dicho establecimiento había recibido la visita inesperada de un operario de una compañía de telecomunicaciones. El empleado vestía un uniforme de trabajo de una conocida empresa de telefonía móvil.
Al parecer, los ahora detenidos se disfrazaban de operarios de esta empresa, o de subcontratas de la misma, y accedían a las empresas alegando que tenían que revisar el local para instalar fibra óptica o para inspeccionar el estado de la línea de teléfono.
Con dichas excusas, lograban entrar a las empresas que iban a robar días después para tener información de la ubicación de alarmas, cámaras de seguridad y cajas fuertes. Su 'modus operandi' consistía en acceder a los establecimientos mediante la técnica del butrón, fracturar la cerradura de la puerta y acceder a las cajas fuertes con sopletes.
Avanzada la investigación, los agentes tuvieron constancia de un robo ocurrido en el año 2014 en el interior de un vehículo de una empresa de telecomunicaciones y que pudieron relacionar con los arrestados, puesto que habían sustraído efectos como los que usaban para disfrazarse.
ROBO EN TODO TIPO DE LOCALES
El grupo se dedicaba al robo en todo tipo de locales, desde concesionarios, talleres de alta costura y joyerías hasta naves en las que sustraían aceite, quesos y jamones, entre otros.
Unos días después de la primera denuncia, se produjo otro robo en un taller de alta costura de Marbella, en el que los autores habían accedido a través de un local contiguo sustrayendo numerosas prendas de vestir de firmas internacionales. Días antes del robo, también habían recibido la visita de un empleado de una compañía de telefonía.
Poco después, tuvo lugar otro robo con fuerza en una clínica de estética, también en dicha localidad, a la que habían accedido a través del local contiguo. Uno de los presuntos autores de este robo llevaba puesta una camiseta de una firma exclusiva que había sido denunciada como sustraída en un hecho anterior.
A mediados de febrero, sustrajeron 6.200 euros tras hacer varias perforaciones en la caja fuerte de una notaría del municipio malagueño de Torremolinos y, pocos días después, presuntamente cometieron otro robo con fuerza en una pizzería marbellí.
UN VIGILANTE DE SEGURIDAD, CLAVE PARA LA INVESTIGACIÓN
En uno de sus atracos, los autores perforaron la caja fuerte de un organismo público de Málaga, aunque finalmente se encontraba vacía. Sin embargo, en la denuncia, la gerente aportó una información clave para la investigación: días antes del robo habían recibido la visita inesperada de un técnico de telecomunicaciones que había mostrado especial interés en acceder a varios despachos del edificio en los que no había nada relacionado con la línea de teléfono.
El vigilante de seguridad que los recibió insistió en acompañarle durante la supuesta inspección a pesar de que el falso técnico aseguraba que no era necesario. Su actitud despertó las sospechas del vigilante, lo que facilitó el avance de las pesquisas.
El supuesto operario se identificó con una tarjeta de empleado de una empresa de telefonía móvil con nombre y un número DNI. Al verificar los datos que figuraban en la tarjeta identificativa, los investigadores constataron que no se correspondían con el individuo que había inspeccionado las dependencias del organismo público, pues pertenecía en realidad a una jiennense de 76 años de edad que no tenía relación alguna con el robo.
Los arrestados también se dedicaban a la sustracción de vehículos con el mismo 'modus operandi'. De esta forma, cometieron otro robo en un concesionario de coches de la capital, en el que robaron un coche de lujo y 3.350 euros tras abrir la caja fuerte con la ayuda de un soplete. También se hicieron con dos turismos de gran cilindrada de sendos concesionarios de coches de alta gama. Ambos han sido recuperados.