La reapertura de la pasarela-mirador de la Alcazaba de Málaga, construida con fondos del Plan Zapatero y abandonada desde hace años, y la puesta en valor del Monte de Gibralfaro, con un plan que supondrá una inyección a largo plazo de 28 millones de euros, se han convertido en las “obsesiones” de la apuesta “más verde” de Ciudadanos Málaga. Una inquietud que estos días coge impulso después de que el Ayuntamiento de la capital haya sacado a concurso las obras para rehabilitar la pasarela donde el paso del tiempo ha hecho mella en la estructura, hoy oxidada. Las obras se adjudicarán en las próximas semanas y se espera que arranquen este mismo año.

Como también lo harán, entre finales de 2017 o principios de 2018, los trabajos de la primera fase para hacer del Monte Gibralfaro y su entorno uno de los atractivos verdes más importantes de la ciudad, para turistas pero, sobre todo, para el disfrute de los malagueños. Con una inversión de unos 6 millones de euros, se abrirá una nueva calle entre las vías Mundo Nuevo y calle Agua creando un espacio con jardines históricos, que pase por antiguas zonas de necrópolis y que culmine en la mezquita funeraria de Yabal Faruh, anterior al siglo XIV, única en España y situada en el subsuelo de la calle Agua, número 22.


Actuaciones posteriores de más calado ahondarían en la mejora de la vegetación y el monte, sus conexiones con Monte Victoria y la zona de Ferrándiz, contemplando incluso un falso túnel, senderos, zona para bicicletas o miradores, con un coste de 15,5 millones.

Ambas iniciativas fueron condiciones de la formación naranja para apoyar las cuentas del equipo de Gobierno popular el pasado año en su apuesta por políticas cercanas, pegadas al suelo para “sacar partido a nuestros tesoros” y que los vecinos hagan también del espacio público su segundo hogar.