‘No al rascacielos, viva la Farola’ fue uno de los lemas que unos 300 malagueños proclamaron el pasado sábado en la concentración convocada contra el proyecto del futuro hotel en el dique de levante del puerto de Málaga, insistiendo en la necesidad de que haya diálogo con las administraciones y que el espacio donde se prevé la torre, de 135 metros, “no se privatice”.
El portavoz del colectivo ‘Defendamos nuestro horizonte’, Juan Antonio Triviño, manifestó que el proceso abierto para la construcción de este edificio “tiene muchísimas dudas”, incidiendo en que ese suelo es una plataforma ganada al mar para incorporarla a las necesidades del tráfico de cruceros: “no es un sitio obsoleto, ahí estacionan los autobuses que dan servicio a los cruceristas”.
Este lunes pedirán una reunión con el alcalde, Francisco de la Torre, que ya mostró su disposición a escucharles: “ha demostrado en muchísimas ocasiones que tiene capacidad de rectificar cuando llega al convencimiento de que está equivocado”.
“Ese sitio -donde se prevé el hotel- es público y se va a privatizar para beneficio de unos cuantos”, sostuvo Triviño, quien añadió que en contra de este proyecto hay muchos ciudadanos, entre ellos “gente muy cualificada”.
Así, ha explicado que ‘Defendamos nuestro horizonte’ es un movimiento transversal, con el apoyo de 35 organizaciones y con “muchas personas que están recogiendo firmas -ya superan las 6.000- y cien voluntarios que están a pie de calle intentando convencer a la gente e incluso informándoles porque muchos no saben y estamos teniendo muchos apoyos”.
Durante la concentración, a la que asistieron representantes de Izquierda Unida, Podemos, Málaga Ahora y Equo, y malagueños de muy diversos ámbitos, como la universidad, arquitectura, cultura, entre otros, se leyó un manifiesto en contra del rascacielos a cargo de Guillermo Busutil, en el que denunciaba que “Nada hemos aprendido, sobre todo algunos políticos y los que disfrazan la arquitectura, el urbanismo y el desarrollo de iconografía del progreso y la modernidad cuando en realidad se trata del viejo monopoly privado de los que hacen riqueza a costa de lo público. La demostración es el tomahawk hotelero que la Autoridad Portuaria sueña erigir en falo del turismo de cinco estrellas a pie de ola, partiendo en dos el paisaje de nuestra identidad, precisamente la que atrae la economía turística que crece en su demanda de oferta cultural, y de esa singularidad mediterránea que nos define y ennoblece”.
Finalizaron la concentración los presentes con una canción asegurando que la luz de la Farola “no la apagarán”.