El pasado viernes tuve la suerte de participar en el pregón del Carnaval de Huelva que impartió en el Gran de Teatro Blas Miguel Hernández Finh. Dicho carnavalero supo resumir cuarenta años de historias en unas tres horas que duró dicho acto, creando uno de los más emotivos pregones de cuantos recuerdo.
Comenzó con cierta originalidad, presentándose a sí mismo a través de una de las modalidades más complicadas de esta fiesta, con un cuarteto, poniendo en valor dicha agrupación, poco tenida en cuenta en los últimos años. Sus intervenciones fueros vestidas por coplas que muchos compañeros y amigos iban interpretando, no dejando que sus palabras llenas de datos e historias pudiesen resultar pesadas o monótonas.
Su recorrido fue extenso, desde aquel 1983 en el que Huelva se lanzó a la calle con la primera cabalgata hasta nuestros días, esbozando un decorado evolutivo de esta fiesta que sigue manteniéndose a través del esfuerzo de cientos de personas, que de una u otra manera contribuyeron a que hoy en Huelva siga existiendo carnaval.
Guiños muy emotivos para compañeros que ya no están, reseñas importantes del buen hacer carnavalero, anécdotas interesantes que recordar, agrupaciones, autores y directores que marcaron etapas y que se han convertido en historia, así como un sinfín de datos que no podían faltar.
El momento más estelar surgió al dirigirse directamente a la alcaldesa de Huelva, Pilar Miranda, a quién le pidió que cuidara nuestra fiesta, que la conociera y que se integrara, obsequiándola al final con un ramo de flores, algo que aceptó, recogiendo sus palabras.
El pregón tuvo momentos para todo y para todos, cargado de emotivos momentos, trasladándonos a febreros que vivimos y períodos buenos y malos que supimos superar. Pregón de nivel muy trabajado, muy cercano, visceral e histórico, que concluyó con el himno del Carnaval Colombino, aún oficioso, interpretado por sus compañeros más cercanos junto a su Coro de Huelva. Blas Miguel Hernández ha dejado huella en este escenario desgranando nuestros cuarenta años de historia, dejando paso a un futuro prometedor, con una lección muy aprendida, sencilla y siempre acompañada de nuestras coplas, aquellas que jamás debemos olvidar. Mi enhorabuena y gracias por hacerme sentir orgulloso de ser carnavalero.
