El Instituto Espacial de Astronomía de Corea del Sur anuncia que la estación espacial entrará en contacto con la atmósfera entre las 7 de la mañana y las 15.00h
La Agencia Espacial Europea (ESA) calculó hoy que el laboratorio espacial chino Tiangong-1 entrará en la atmósfera en la tarde de mañana domingo o en la madrugada del lunes, en una ventana centrada alrededor de las 23.25 horas GMT del 1 de abril.
La ESA, que está administrando la campaña internacional de seguimiento de la caída del laboratorio, explicó en su página web que sigue siendo una predicción "extremadamente variable", que se ve afectada por la cambiante actividad solar.
Según la agencia, la probabilidad de que una persona sufra el impacto de un resto del laboratorio es diez millones de veces menor que la probabilidad anual de ser alcanzado por un rayo.
La ESA, que cuenta con un departamento especializado en basura espacial, recuerda que en un principio se planificó una reentrada controlada de la nave en la atmósfera tras finalizar su vida útil, pero Tiangong-1 dejó de funcionar en marzo de 2016.
Su entrada en la atmósfera, por tanto, será no controlada y, según los últimos cálculos, podría producirse entre los 43 grados de latitud norte y los 43 grados de latitud sur, lo que abarca buena parte del planeta.
Hasta siete horas antes la incertidumbre sobre el lugar de la desintegración de la nave es una revolución orbital completa, miles de kilómetros, destaca la ESA.
Por la experiencia de vigilar este tipo de operaciones, los expertos deducen que Tiangong 1 se desintegrará durante la reentrada en la atmósfera y que sólo algunas partes sobrevivirán al proceso y llegarán a la superficie terrestre que, recuerda la ESA, en gran parte está cubierta de agua o deshabitada.
El cuerpo principal de la nave tiene 10,4 metros de longitud y está formado por dos cilindros de aproximadamente el mismo largo, junto a dos paneles solares de unos 3 por 7 metros cada uno.
Con menos de 8,7 toneladas métricas de masa, es mucho más pequeño que otros objetos que han entrado en la atmósfera de manera no controlada en la historia de los vuelos espaciales, con el récord en manos de Skylab, que tenía 74 toneladas.