La actual quinta generación del SEAT Ibiza, Coche del año en España en 2017, ha marcado un antes y un después en el fabricante español, que parecía difícil de superar.
Pero la moda SUV le ha obligado una vez más a "ponerse las pilas" -ya lo hizo con el Ateca (Coche del año 2016)- y a lanzar la variante todocamino del Ibiza.
Al igual que con el Ateca -que se basa en el Léon-, SEAT no ha querido añadir simplemente al Ibiza unas siglas SUV. Ha preferido dotarle de una denominación comercial propia, Arona, que ha tomado prestada del municipio del mismo nombre que pertenece a la provincia de Santa Cruz de Tenerife, en la isla de Tenerife.
En igual proceso está para el SUV grande la marca, del que finalmente los seguidores de la marca han elegido como nombre Tarraco.
Volviendo al coche que nos ocupa, el Arona con motorización gasolina 1.5 de 150 CV, caja manual de seis velocidades y terminación deportiva FR, decir que su parecido con el Ibiza es indiscutible y que se fabrica en exclusiva en la planta que la marca española tiene en Martorell (Barcelona).
Se trata del primer modelo de SEAT en el segmento B de los crossover compactos, cuyas ventas se han multiplicado por cuatro desde 2015.
El Arona es el segundo modelo fabricado sobre la plataforma MQB A0. Mide 4,13 metros de longitud (79 milímetros más que el Ibiza), 1,55 metros de alto (99 milímetros más alto) y 1,78 metros de ancho (no varía).
Por tanto, su mayor rasgo diferenciador respecto al Ibiza es el de la altura. Esto que podría parecer banal, redunda en un mayor espacio a la altura de la cabeza para todos los ocupantes y en una mayor distancia de la carrocería respecto al suelo (15 milímetros más) para esta tracción delantera.
También al contar con una cintura más elevada facilita la entrada a personas mayores, que no deben agacharse tanto para acceder a los asientos.
El conductor también va a disponer de una posición más elevada respecto al Ibiza y con mayor visibilidad debido a que el montante del parabrisas se ha inclinado algo más para lograr aumentar la habitabilidad a bordo. Los pasajeros van sentados 62 milímetros más altos. Delante hay 37 milímetros más de altura y detrás 33.
Y la pregunta es cómo se ha podido conseguir esto, con unas cotas que sólo han crecido unos pocos centímetros. La respuesta está en la plataforma MQB (Modular Quer Baukasten) A0 del Grupo Volkswagen, al que pertenece SEAT y al que ha permitido estrenarla, primero en el Ibiza -acaba de llegar al Volkswagen Polo- y luego al Arona -se empleará también en el todocamino pequeño que se lance del Polo-.
Se trata de la última tecnología del consorcio alemán y lo que permite es una mayor flexibilidad de fabricación, una implementación más robusta y diferentes modelos con diferentes tipos de carrocería dentro del mismo segmento y primando la seguridad (el Arona ha obtenido las cinco estrellas Euro Ncap).
También se pueden lograr diferentes configuraciones de distancia entre ejes, de ahí que se pueda emplear para la fabricación de un utilitario como el Ibiza y el Polo, o de un SUV compacto como el Arona.
Éste último exhibe un robusto frontal, que sigue la misma estructura que el Ateca, pero con un aspecto tridimensional más marcado.
Lo mismo sucede en la trasera, donde la placa de matrícula en el portón transmite una imagen más robusta y visualmente levanta el coche.
En línea con lo que se estila entre los todocaminos, monta protecciones en los paragolpes, en los pasos de rueda y en las taloneras de plástico en color gris.
También las barras de techo y las protecciones con aspecto de aluminio en la parte baja de los paragolpes son sus señas de identidad más apreciables.
En materia de personalización, la carrocería del Arona -como sucede en la unidad probada- está dividida en dos colores. La parte baja de la carrocería va pintada en rojo, mientras que el techo y los pilares A y C están rematados en negro. A media altura del montante C hay grabada en la chapa una letra X, con la que SEAT quiere remarcar el aspecto crossover del Arona.
En el interior, las semejanzas con el Ibiza y con el León saltan a la vista. Destacan las proporciones horizontales para dar sensación de mayor tamaño.
Con el concepto 'Consola Elevada' el fabricante quiere incidir en la seguridad y la ergonomía, de tal forma que el conductor encuentre todo al alcance de la mano -los mandos han sido orientados hacia él- y no tenga que apartar la vista de la carretera nada más que lo imprescindible.
En consonancia con el exterior, hay numerosas posibilidades de personalización en cuanto a colores y acabados. Por ejemplo, la consola va pintada a tono con el salpicadero, en el que destaca la pantalla táctil de 8 pulgadas desde la que poder introducir una dirección en el navegador, hacer una llamada, consultar -gracias al Full Link- las aplicaciones del teléfono móvil o conocer el estado del vehículo.
También ver qué modo de conducción elegimos entre los que ofrece el SEAT Drive Profile, que permite escoger entre cuatro: Normal, Sport, Eco e Individual.
Cada uno de ellos actúa sobre la dirección, la respuesta del acelerador o la dureza de la amortiguación. El contraste es claramente apreciable cuando pasamos de modo Eco (encaminado a reducir consumos) al Sport (el más dinámico).
Parece como si condujésemos otro vehículo. De unos desarrollos del cambio más largos pasamos, por arte de la electrónica, a otros más rápidos en los que poder aprovechar los 150 CV de este SUV.
La dirección también se vuelve más rápida y la suspensión nos transmite con más certeza lo que pasa debajo de la carrocería.
El motor sube con más alegría de vueltas e incluso el sonido parece distinto.
El propulsor tiene inyección directa, turbocompresor e intercooler y equipa sistema de parada y arranque automático para atascos.
Se trata del nuevo 1.5 TSI de cuatro cilindros con tecnología de desconexión activa de cilindros y que, por el momento, está reservado para el acabado FR, que está unido al cambio manual de seis marchas.
Esta tecnología de desconexión de cilindros no es apreciable para el conductor. Solo mirando el display que hay entre los dos relojes que hay delante de él podrá saber si circula en dos cilindros o en cuatro.
Cuando hay desconexión automática un mensaje le indica que va a dos cilindros. Una vez que el motor requiera de más potencia, actuarán los otros dos y desaparecerá el citado mensaje.
El paso de un estado a otro no supone pérdida de potencia para el vehículo, que sigue circulando a la velocidad que le hemos marcado con el acelerador.
Gracias a esta tecnología, SEAT le ha homologado al Arona de 150 CV un consumo mixto de gasolina de 5,1 l/100 km. En la prueba realizada por Efe, como es habitual en todos los modelos de las diferentes marcas, el gasto ha sido algo mayor, de 6,8 l/100 km, por un uso más dinámico del coche.
La configuración de su chasis y la suspensión adaptativa con dos ajustes que incluye de fábrica el acabado FR invita a ello. El comportamiento en marcha es muy parecido al del Ibiza.
El Arona transmite, a pesar de su mayor altura, seguridad a velocidades alegres (acelera de 0 a 100 km/h en 8 segundos y puede alcanzar 205 km/h) en carreteras abiertas, donde el puesto de conducción elevada se agradece para observar lo que sucede varios coches por delante del nuestro.
En curva, su comportamiento también es bueno y el conjunto amortiguación-suspensión controla los trasvases de peso sin descolocar la pisada.
Además, los neumáticos 205/55 en llanta de 17 pulgadas ofrecen una amplia base de contacto con el asfalto que transmite estabilidad al conjunto del pasaje.
En definitiva el Arona es la opción más aconsejable para los que, además de querer un SUV de medidas contenidas, busquen la carrocería más aprovechable del Ibiza, que ya no dispone, como en anteriores ediciones, de una versión familiar (ST).
El Arona es el Ibiza más funcional, ya que ofrece más espacio y de una forma más cómoda para los pasajeros y para su equipaje (el maletero dispone de 400 litros).
También es una clara alternativa para los que ven en el Ateca un SUV demasiado grande para su plaza de garaje. Por precio (sin descuentos) es unos 2.600 euros más caro que su hermano pequeño.