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Viernes 15/11/2024
 
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Georgia recibe con reparos a los rusos que huyen de Vladímir Putin

"Tengo amigos muy cercanos en Járkov (Ucrania). O sea, ¿tendría que combatir contra ellos si me llaman a filas? ¿Ser carne de cañón? ¡No!

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  • Moscú -

"Mi mamá me hizo la maleta a la carrera, creíamos que el presidente ruso, Vladímir Putin, declararía una movilización general", dice a Efe Gueorgui, de 21 años, uno de los 30.000 ciudadanos rusos que llegaron a Georgia en las primeras tres semanas de la invasión de Ucrania lanzada por Rusia.

Estudiante de informática, georgiano étnico, Gueorgui, que habla en condiciones de anonimato, porque su madre sigue en Rusia, llegó a Georgia dos días después del comienzo de la "operación militar especial", como llama Rusia a la guerra no declarada contra Ucrania.

"Tengo amigos muy cercanos en Járkov (Ucrania). O sea, ¿tendría que combatir contra ellos si me llaman a filas? ¿Ser carne de cañón? ¡No! Esto es una locura, y hay que pararla", dice el futuro informático.

UN VIAJE EN MICROBÚS Y "RUSSIANS GO HOME"

Huyó de Rusia en microbús, pues desde 2019 no hay comunicación aérea directa con Georgia y desde el comienzo de la guerra los precios de los vuelos con escala en Armenia, que antes costaban en torno a 100 dólares, se han multiplicado por diez.

"Por ahora soy solo georgiano étnico, de apellido, y para integrarme necesito aprender el idioma", admite Gueorgui, que no se siente incómodo con las pintadas y letreros en ruso e inglés que aparecen en la ciudad y que rezan: "Ciudadanos rusos, no os queremos aquí", "Russians go home" (rusos iros a casa).

Según el estudiante, se trata de emociones "más que comprensibles", ya que Rusia ha ocupados parte de Georgia: las regiones de Abjasia y Osetia del Sur, que Moscú reconoce como Estados independientes.

"Con el tiempo en Georgia entenderán a los que huimos de las políticas de Putin y nos recibirán con los brazos abiertos", añade.

REFUGIO CONTRA LA REPRESIÓN POLÍTICA

Polina, una rusa de 24 años, que como Gueorgui prefiere hablar en condiciones de anonimato, llegó a Tiflis mucho antes de la guerra, hace ya nueve meses, para eludir la persecución policial por ser activista del encarcelado líder opositor ruso, Alexéi Navalni.

"Nos perseguía la policía y la situación empeoró mucho después de la detención de Navalni: registros, apertura de casos penales. Había que ocultarse. Con mi novio decidimos venir a Georgia. Pensábamos que sería por poco tiempo, pero la situación en Rusia continúa empeorando", dijo a Efe la activista.

La legislación georgiana permite a los ciudadanos rusos una estancia sin necesidad de visado de hasta un año, al término del cual deben salir del país, pudiendo regresar inmediatamente para otro período de doce meses.

ALQUILERES Y CUENTAS BANCARIAS, LOS GRANDES ESCOLLOS

Los dos principales problemas con que chocan los rusos que llegan a Georgia son los precios del alquiler de vivienda y las dificultades para abrir cuentas bancarias.

Si en los primeros días de la guerra de Rusia contra Ucrania por el alquiler de un apartamento de dos dormitorios en Tiflis las inmobiliarias pedían 350 dólares, actualmente el precio se ha duplicado.

Las entidades bancarias han endurecido considerablemente los requisitos que deben cumplir los ciudadanos rusos para abrir cuentas, y la mayoría abrumadora de sus solicitudes son rechazadas.

"Se verifican minuciosamente las peticiones de apertura de cuentas de los ciudadanos rusos y bielorrusos para impedir que eludan sanciones", dijo a Efe un ejecutivo del Banco de Georgia, el principal del país.

LA XENOFOBIA, UNA AMENAZA

Las autoridades procuran cortar de raíz las manifestaciones de xenofobia, conscientes de que Rusia podría verse tentada a "defender los derechos de los rusos en Georgia".

La oposición ha sugerido eliminar la exención de visados a los rusos y que les propongan al entrar en el país suscribir una declaración de "reconocimiento de Rusia como país ocupante de Georgia y Ucrania".

"No hay un aumento dramático de la llegada de ciudadanos rusos a Georgia", afirmó el presidente del Parlamento georgiano, Shalva Papuashvili, en un intento de calmar a la opinión publica.

Según el Ministerio del Interior, entre el 24 de febrero y el pasado día 17 entraron en Georgia 30.443 rusos y salieron del país 17.800.

Y es que hay georgianos que temen que los rusos que han llegado al país puedan convertirse en una quinta columna en caso de que Rusia ataque a Georgia, como ya ocurrió en 2008.

"En Georgia, un país tolerante por tradición e historia, no habrá rusofobia. Incluso después de la guerra de 2008 y la ocupación del 20 % del territorio del país el pueblo georgiano convive con el ruso", dijo a Efe el analista político Guía Abashidze.

GEORGIA NO SANCIONA, PERO CONDENA A RUSIA

Según el experto, lo que los georgianos nunca aceptarán es "la política del Kremlin y la invasión rusa de Georgia y Ucrania".

Aunque Georgia ha respaldado a Ucrania en todos los foros internacionales y envía ayuda humanitaria, el Gobierno no se ha sumado a las sanciones económicas contra Rusia con el argumento de que dañaría los intereses del país, postura respaldada por la mayoría de la población, según los sondeos.

Pero algunos empresarios del sector de la restauración han decidido adoptar sus propias sanciones contra los rusos, a los que antes de atenderlos les advierten de que deben reconocer que Rusia ha ocupado territorio georgiano, mientras dan servicio gratuito a los ucranianos. 

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