Un avión saudí cargado de ayuda humanitaria para los damnificados en Siria por los terremotos registrados la semana pasada en el sur de Turquía, cerca de la frontera común, ha llegado este martes al aeropuerto de Alepo (norte) por primera vez desde hace diez años, tras la ruptura de relaciones bilaterales tras el estallido de la guerra en 2011.
Según las informaciones facilitadas por la cadena de televisión estatal siria, ORTAS, el avión traslada 35 toneladas de alimentos, días después de que Riad prometiera entregar ayuda a los afectados por los devastadores seísmos, que han dejado más de 36.000 muertos, incluidos más de 4.500 en territorio sirio.
Durante la jornada han aterrizado también dos aviones emiratíes en Damasco y Latakia, así como aviones de Armenia y Pakistán en Alepo y Damasco, respectivamente. La cadena estatal siria ha señalado que también han llegado al país aviones con ayuda de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
El Parlamento sirio reclamó el lunes la retirada "inmediata" e "incondicional" de todas las sanciones internacionales impuestas en el país a causa de la guerra, tras denunciar en numerosas ocasiones que estas medidas aplicadas por Estados Unidos y otros países occidentales limitan la entrega de ayuda humanitaria.
Los parlamentarios recalcaron además que "todos los países y organizaciones internacionales tienen que asumir todas sus responsabilidades" y "dar lo necesario para apoyar a los sirios afectados por el terremoto con el objetivo de aliviar su sufrimiento". Por otra parte, pidieron "no politizar" la "catástrofe humanitaria causada por el terremoto en Siria".
El Gobierno sirio abrió el lunes los pasos de Bab al Salam y Al Rai, en la frontera con Turquía, durante un periodo de tres meses para facilitar la entrada de ayuda humanitaria en el país, según confirmó el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.
Los terremotos han dejado hasta ahora más de 36.200 muertos, incluidos más de 31.600 en territorio turco. A este balance de muertos hay que sumar más de 4.500 fallecidos en Siria, incluidos 1.414 en las zonas controladas por el Gobierno y unos 3.160 en las áreas en manos de los rebeldes en el noroeste del país, según los datos de la Defensa Civil Siria, conocida como 'cascos blancos'.