La Comisión Europea ha prorroga prorrogado hasta el 15 de septiembre el veto temporal al grano de Ucrania concedido a los cinco países colindantes --Polonia, Hungría, Bulgaria, Rumanía y Eslovaquia-- para hacer frente al bloqueo causado por el incremento de importaciones de cereales y pese a las peticiones de Kiev de que no fuese más allá de este 5 de junio, cuando expiraba la medida.
Esta medida preventiva y excepcional sobre las importaciones de productos de Ucrania, que entró en vigor el 2 de mayo, afecta al trigo, el maíz, la colza y las semillas de girasol, aunque los productos podrán seguir circulando por estos cinco Estados miembro para dirigirse a otros países de la UE.
Bruselas ya contemplaba su prórroga si el volumen de importaciones de grano ucraniano continuaba perturbando las economías de los países en primera línea, teniendo en cuenta también la prórroga hasta junio de 2024 de las exenciones arancelarias para productos agrícolas procedentes de Ucrania.
Estas medidas temporales y específicas se adoptaron debido a cuellos de botella logísticos relacionados con estos productos en Bulgaria, Hungría, Polonia, Rumanía y Eslovaquia, y con la condición de que los Estados miembro no mantengan ninguna medida restrictiva, como es el caso de Budapest, que aún no ha levantado su veto nacional a las importaciones.
Así, en caso de que el tránsito de mercancías ucranianas se vea obstaculizado por requisitos excesivamente onerosos en uno o varios de los cinco Estados miembro, la Comisión volverá a evaluar si se mantienen las condiciones para imponer estas medidas preventivas.
Desde Kiev se rechazó la idea de la prórroga por considerar que "este no es el camino", como ya señaló en los márgenes del Consejo de Agricultura del pasado 30 de mayo el ministro ucraniano del ramo, Mykola Solskyi, quien advirtió de que Rusia estaba "tratando de aprovechar esta situación".
En la misma línea que Solskyi, los ministros de Agricultura de 13 países de la UE, entre ellos España, alzaron también voces críticas en un carta dirigida a la Comisión Europea el pasado 12 de mayo, en la que manifestaban "serias preocupaciones" por considerar que el veto "conduce a un trato diferenciado dentro del Mercado Interior" y que podía comprometer la solidaridad de la UE con Ucrania.
Sin embargo, a pesar del rechazo generado, el comisario europeo de Agricultura, Januzs Wojciechowski, abogó por prorrogar el veto hasta finales de octubre, una vez culminase la cosecha para garantizar que los cinco países vecinos de Ucrania contasen con suficiente almacenamiento, al tiempo que defendió que la meda es también "beneficiosa" para Kiev.
Pero en el extremo contrario, la propuesta del comisario tampoco contentó a los países colindantes con Ucrania, que reclaman que el veto se abarque al menos hasta finales de 2023, además de una compensación financiera "adecuada" para sus agricultores, según señaló la delegación eslovaca.