Los Príncipes de Asturias, Don Felipe y Doña Letizia, el titular de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo y el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, entre otras autoridades, por parte del Estado, y el Nuncio del papa en España, Renzo Frattini, y el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, en representación de la Iglesia, aguardan en el aeródromo compostelano la llegada de Benedicto XVI.
Para recibir al papa también se encuentran en el aeropuerto de Santiago, que presenta una densa niebla, el alcalde de la ciudad, Xosé Antonio Sánchez Bugallo; la presidenta del Parlamento autonómico, Pilar Rojo; el conselleiro de Presidencia, Alfonso Rueda, y los ministros de Justicia, Francisco Caamaño y de Fomento, José Blanco, ambos gallegos, entro otras autoridades.
También han llegado hasta Lavacolla los cardenales Antonio María Rouco Varela, Luis Martínez Sistach, Carlos Amigo, Agustín García, Francisco Álvarez y Ricardo María Carles.
Además, con el papa Benedicto XVI viaja un amplio séquito cardenalicio, entre los que están todos los cardenales españoles de la curia romana.
Entre ellos se encuentran el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Antonio Cañizares; el ex camarlengo de la Santa Iglesia Romana, Eduardo Martínez Somalo, y el presidente emérito del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos, Julián Herranz.
Junto a ellos aterrizarán en España el secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone; el "número tres" de la santa sede, Fernando Filoni, así como otros miembros de la secretaría de Estado del Vaticano.
Está previsto que tras la llegada del avión, el papa haga un saludo oficial a pie de pista, al que responderá el príncipe Don Felipe.
Posteriormente, ya en el interior de la terminal de Lavacolla y en una zona reservada, el papa mantendrá una reunión privada con los Príncipes de Asturias y, a continuación, con el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Tras estas recepciones, Benedicto XVI se subirá al papamóvil acompañado por el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, e iniciará un recorrido de aproximadamente diez kilómetros hasta la catedral compostelana.