Así lo manifestaron el exdirector general de la Policía Víctor García Hidalgo, el jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamiés, y el inspector de la Brigada de Información de Álava, José María Ballesteros, durante su declaración indagatoria ante el magistrado, que ayer les comunicó su procesamiento por delitos de colaboración con ETA o encubrimiento y de revelación de secretos.
En declaraciones a los periodistas, el abogado defensor de Pamiés, José María Fuster-Fabra, ha explicado que los tres procesados han negado compartir las finalidades perseguidas por ETA en contestación a la única pregunta que ha formulado el fiscal Carlos Bautista en la declaración de los mandos policiales, que comparecieron de uno en uno ante el juez.
Ruz sitúa a Ballesteros como la persona que entró en el bar Faisán de Irún (Guipúzcoa) y entregó a su dueño, Joseba Elosua, el teléfono móvil con el que se hizo el “chivatazo”, cuya autoría atribuye a Pamiés, mientras que sostiene que García Hidalgo consensuó con este último “la acción perpetrada el 4 de mayo”.