De forma similar se han posicionado el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, y el presidente del PP, ya que, primero, ninguno de los dos ha querido comentar los resultados de la conferencia, en la que se ha reclamado a ETA el cese definitivo de la violencia y a los gobiernos español y francés que accedan a negociar con la banda sólo sobre las consecuencias del conflicto
Además, si para Jáuregui el documento final es un "un papel más" y lo que cuenta es que la banda deje la violencia para siempre, el presidente del PP ha asegurado que "lo importante" es que exista un comunicado de ETA "diciendo que abandona de forma definitiva e incondicional su actividad criminal".
Mientras, el candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha insistido en que se están dando "los últimos pasos" en la lucha contra el terrorismo y ha asegurado que él no dio su "visto bueno" a los socialistas vascos para que participaran el lunes en esta cita internacional.
Uno de los dirigentes socialistas que sí ha opinado ha sido el expresidente del Gobierno Felipe González, quien ha considerado "equivocado" el contenido de la declaración de la conferencia, pero también cree que las condiciones sobre el fin del terrorismo no las van a escribir los terroristas sino los demócratas.
También el Ejecutivo vasco, a través de su portavoz, Idoia Mendia, espera a que la organización terrorista anuncie el cese definitivo de su actividad terrorista antes de plantearse algún movimiento.
A esto, el presidente del PSE de Álava, Txarli Prieto, ha añadido que es un "drama" que la izquierda abertzale haya tardado 34 años en pedir el fin definitivo de ETA y lo haya hecho cuando se lo han solicitado mediadores internacionales y no la sociedad vasca.
Dentro de las voces del PP que han sido muy críticos con este encuentro destacan el presidente de La Rioja, Pedro Sanz, que la ha considerado "un insulto a los españoles, a la democracia y a los demócratas" y una "farsa", en la que "lo grave es que el Gobierno de España está detrás".
Para el presidente cántabro, Ignacio Diego, la reunión ha sido una "patochada", aparte de ser "doloroso", según él, haber traído a una "cuadrilla de comedores" a la ciudad de las estrellas Michelin para decir "sandeces".
Dentro de la ejecutiva popular, el vicesecretario de Comunicación, Esteban González Pons, ha dicho que el PSE se equivocó "gravemente" al acudir a la conferencia y ha recalcado que intentar dar una "salida noble" a ETA, ahora que está a punto de ser derrotada, es "hacer el caldo gordo a Batasuna y sus amigos".
En el País Vasco, el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, ha valorado que el primer punto de la declaración sea la exigencia a ETA del cese definitivo de la violencia y cree que ahora le toca a la izquierda abertzale "desarmar a ETA".
Y la antigua Batasuna ha expresado su adhesión a "todas y cada una" de las conclusiones de la conferencia, a la vez que los partidos de la coalición Bildu han señalado que ETA debe anunciar cuanto antes el abandono definitivo de las armas y han destacado el paso "cualitativo" que se ha dado hacia la paz.
Otro de los que ha opinado que cualquier decisión que permita acabar definitivamente con ETA es bienvenida, ha sido el candidato de IU a la jefatura del Gobierno, Cayo Lara, y, por el contrario, para el parlamentario vasco de UPyD, Gorka Maneiro, esta iniciativa ha supuesto una "capitulación", "una farsa y una infamia".
Una postura que comparte con la asociación de víctimas Voces contra el Terrorismo (VCT), que ha llamado a la "rebelión cívica" el día 29 de octubre con una concentración en la plaza de República Dominicana de Madrid para impedir la "impunidad" de los terroristas y en contra de "las cesiones y concesiones del Gobierno a ETA".
También para el Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco (Covite), el siguiente paso a la conferencia será "la impunidad de la barbarie más cruenta de nuestra reciente historia democrática".