Al menos 21 personas han muerto y otras 34 han resultado heridas este miércoles en Irak a consecuencia de varios atentados con bomba en distintos puntos del país, en medio de la creciente preocupación por el incremento de los ataques contra civiles y fuerzas de seguridad en las últimas semanas.
En el atentado más sangriento, al menos seis policías han muerto y otros once han resultado heridos a causa de un atentado suicida en el área Mahalabiya de la localidad de Mosul, según ha informado la agencia iraquí de noticias NINA.
En esta misma localidad han muerto cinco soldados, un policía y un civil en varios incidentes armados y atentados con bomba contra patrullas militares. Asimismo, otros dos miembros de las fuerzas de seguridad y dos civiles han resultado heridos en dichos incidentes.
Por otra parte, tres civiles han muerto y otros siete han resultado heridos a causa de la explosión de una bomba cerca de un mercado de frutas y vegetales en la localidad de Abu Ghraib, ubicada 25 kilómetros al oeste de Bagdad.
En la capital ha sido asesinado un trabajador del Ministerio del Interior tras explotar una bomba adherida a su vehículo cuando circulaba por el área de Adhamiya.
La localidad de Baquba también se ha visto sacudida por la violencia tras la muerte de un soldado a causa de la explosión de una bomba al paso de una patrulla, incidente en el que han resultado heridos otros cuatro militares.
Asimismo, dos civiles y un agente de policía han resultado heridos a consecuencia del estallido de otros tres artefactos explosivos en diferentes puntos de la localidad.
En Faluya, dos policías han muerto durante un enfrentamiento con hombres armados tras un ataque contra una comisaría en el barrio de Shuhada, mientras que otro agente ha muerto y dos civiles han resultado heridos por la explosión de una bomba en Tikrit.
Por último, tres policías han resultado heridos en Kirkuk en un enfrentamiento armado con insurgentes registrado en el oeste de la localidad. La operación se ha saldado con el arresto de uno de los atacantes.
OLEADA DE VIOLENCIA
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, advirtió la semana pasada de que su país se enfrenta "a una guerra genocida" e hizo un llamamiento en favor de la celebración de una conferencia internacional para hacer frente al terrorismo en Irak.
Más de 6.000 personas han muerto en Irak a causa de la violencia en lo que va de año, mientras los grupos islamistas suníes y otros movimientos insurgentes van ganando terreno en su lucha contra el Gobierno de Bagdad, dominado por miembros de la confesión chií.
Una de las principales preocupaciones derivadas del conflicto en Siria para Bagdad es la presencia en el país del Frente al Nusra, una organización vinculada con Al Qaeda que ya ha sido incluida por Estados Unidos en su lista de organizaciones terroristas, y del Estado Islámico de Irak y el Levante, surgido tras la unificación del Estado Islámico de Irak --la rama de Al Qaeda en el país-- y varias milicias salafistas sirias.
En febrero, el Estado Islámico de Irak llamó a levantarse en armas contra el Gobierno de Al Maliki a la población suní de Anbar --la provincia más grande del país y con fronteras con Jordania, Siria y Arabia Saudí-- y, por extensión, del resto del país.
Naciones Unidas cifró en 761 el número de muertos durante el mes de junio debido a los ataques de las milicias insurgentes en Irak, una cifra inferior a la recogida en mayo, cuando la violencia alcanzó su peor repunte desde la guerra sectaria de los años 2006 y 2007.
Pese a que la violencia está por debajo del nivel de aquellos años, continúan produciéndose ataques diarios de los milicianos de Al Qaeda y otros grupos armados suníes, en un intento de debilitar el Gobierno actual, liderado por chiíes, y generar mayor confrontación en el país.