La economía nipona se contrajo un 1,4 por ciento en octubre-diciembre por la debilidad del consumo y de las exportaciones, según los datos publicados hoy por el Gobierno de Japón, que vuelven a dibujar un horizonte incierto para "Abenomics".
Los datos del producto interior bruto nipón (PIB) del cuarto trimestre de 2015 cierran un año de altibajos económicos, en el que la estrategia económica impulsada por el Ejecutivo que lidera Shinzo Abe ha seguido sin activar el ansiado ciclo de crecimiento, pese a que se encuentra en su fase final de aplicación.
En comparación con el tercer trimestre de 2015, la economía nipona retrocedió un 0,4 por ciento, después del avance registrado en julio-septiembre (0,3 por ciento), de la anterior caída en abril-junio (0,3 por ciento) y de la subida de enero-marzo (1,0 por ciento).
No obstante, los datos acumulados de 2015, de carácter provisional, reflejan un crecimiento anual del PIB del 0,4 por ciento en términos reales, tras su ligera contracción en 2014.
La nueva contracción de la tercera economía mundial se achaca a un consumo privado lastrado por unos salarios que no crecen al ritmo deseado por el Gobierno, así como al retroceso de las exportaciones debido a la ralentización económica de China, su principal socio comercial.
El consumo doméstico, que representa aproximadamente el 60 por ciento del PIB de Japón, disminuyó un 0,8 por ciento respecto al trimestre precedente principalmente por las discretas ventas de prendas de ropa, televisores, ordenadores y otros aparatos electrónicos.
"Las temperaturas cálidas récord que se han registrado este invierno ha causado una caída de las ventas de ropa, y esto ha pesado mucho sobre el consumo doméstico", explicó en este sentido el ministro nipón de Economía, Nobuteru Ishihara, en declaraciones a los medios nacionales.
Esta tendencia también refleja una preocupante evolución salarial, ya que el sueldo medio mensual en Japón retrocedió un 0,9 por ciento en términos reales en 2015 respecto al año anterior, lo que supone el cuarto descenso consecutivo, según datos del Gobierno.
Para revertir esta evolución, el Ejecutivo aprobó a finales de año un paquete de medidas de estímulo que incluye la propuesta de incrementar el salario mínimo en un 3 por ciento anual, una iniciativa que deberán respaldar las empresas niponas el próximo otoño.
El incremento salarial es un factor clave para "Abenomics", que aspira a crear un círculo de crecimiento en beneficios corporativos, sueldos y consumo para poner fin al ciclo deflacionario que Japón padece desde hace casi dos décadas.
Asimismo, las exportaciones, otro de los engranajes de la economía nipona, cayeron un 0,9 por ciento en octubre-diciembre a raíz del descenso de la demanda en Estados Unidos, en China y en otras economías emergentes.
En el lado positivo destaca el incremento de la inversión de capital privado del 1,4 por ciento, un indicador que se había mostrado renqueante en trimestres anteriores y cuya fortaleza es también una prioridad dentro de "Abenomics".
En este contexto, el ministro nipón del ramo afirmó que "las bases de la economía nipona son buenas" y que ésta "continúa con su tendencia de recuperación moderada", aunque admitió que existen "riesgos a vigilar" como "la situación de China" y "los movimientos de los mercados".
Los analistas nipones también advierten del peligro que conlleva la tendencia al alza del yen frente al dólar, que podría frenar la inversión de las empresas niponas y mermar sus beneficios a la hora de repatriarlos.
Por ello, algunos insisten en la necesidad de una mayor flexibilización monetaria por parte del Banco de Japón, una entidad que agotó una de sus últimas balas a finales de enero al aplicar tipos de interés negativo, con vistas destinada a fomentar el crédito y la inversión.
Los datos del PIB apenas se dejaron notar en la Bolsa de Tokio, que cerró hoy con una espectacular escalada superior al 7 por ciento, espoleada por la caza de gangas tras la semana anterior, y por la recuperación del dólar y las ganancias en Wall Street del pasado viernes.