Bajo el lema "La unidad hace la fuerza", el país más pobre de la UE, de 7,1 millones de habitantes, se ha impuesto una ambiciosa agenda
Bulgaria asumió hoy, por primera vez en su historia, la presidencia semestral del Consejo de la Unión Europea (UE), que estará centrada en las negociaciones del 'brexit' y en las consecuencias de la crisis migratoria.
Bajo el lema "La unidad hace la fuerza", el país más pobre de la UE, de 7,1 millones de habitantes, se ha impuesto una ambiciosa agenda hasta finales de junio.
Formado por el partido populista conservador GERB y el ultranacionalista "Frente Patriótico", el gobierno búlgaro quiere contribuir así a un bloque más "fuerte, estable y solidario".
Entre las cerca de 300 reuniones que se organizarán durante la presidencia búlgara, destaca una cumbre especial el 17 y 18 de mayo entre los líderes de la UE y de los seis países de los Balcanes que siguen estando fuera de las estructuras comunitarias.
Por otra parte, se espera que comience la fase decisiva de las negociaciones sobre la salida del Reino Unido de la UE, que Bulgaria quiere coordinar de forma "neutral".
El país balcánico, considerado como el estado más corrupto de la UE, quiere aprovechar además esta presidencia para mejorar su imagen en el seno del bloque.
Su objetivo es entrar en la zona Schengen, de libre circulación comunitaria, siempre teniendo en cuenta que este país tiene una frontera común con Turquía de unos 260 kilómetros.
Precisamente desde el país eurasiático, cuyas relaciones con la UE se han ido tensando en los últimos años, llegaron entre 2015 y 2016 cientos de miles de refugiados procedentes de zonas de conflicto en Oriente Medio y África.
Cómo gestionar las consecuencias legales de la llegada de inmigrantes, no deseada y rechazados por algunos países, será otra de las grandes prioridades de la presidencia de Bulgaria este semestre, al igual que mejorar los contactos con Turquía.