Sin embargo, reconoció que no puede presentarse "como la fórmula mágica de salvación"
El líder del partido político FARC, Rodrigo Londoño, conocido en su época de guerrillero como "Timochenko", presentó hoy su candidatura a las elecciones de este año como una renovación de la política colombiana.
En un acto celebrado en la popular localidad bogotana de Ciudad Bolívar, en el sur de la capital colombiana, afirmó que siempre se han alternado "viejos y corruptos partidos" en la política, a los que sucedieron otros movimientos "siempre encabezados por reconocidos caudillos".
Para Londoño, que participó este sábado en su primer gran mitin electoral, la sustitución de los partidos Liberal y Conservador, que monopolizaron la política colombiana hasta 2002, por otros movimientos apenas supuso una renovación "en apariencia", puesto que considera que "en realidad la hundieron aún más en el fango" de la podredumbre.
Por eso, propuso a la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), nombre del partido que conformaron tras desarmarse como guerrilla, como renovador de "la vieja clase política".
En su discurso recordó el asesinato de varios líderes políticos colombianos que considera que trabajaron "por las clases más desfavorecidas" como el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán y el también liberal y candidato presidencial Luis Carlos Galán, así como el izquierdista aspirante a la jefatura del Estado Bernardo Jaramillo o del líder la desmovilizada guerrilla del M-19 Carlos Pizarro.
Sin embargo, reconoció que no puede presentarse "como la fórmula mágica de salvación".
"Venimos a proponer un despertar general, una toma de conciencia, en el sentido de que cambiar las cosas es posible", sostuvo.
Durante su discurso, Londoño también apeló en numerosas ocasiones "al común", nombre con el que han bautizado en su partido a la mayoría social.
Asimismo, pidió su unidad para poder llegar al poder, aunque las encuestas apenas prevén que consiga un muy bajo número de votos.
Londoño también se refirió a la corrupción, que considera que ha supuesto una merma de 50 billones de pesos (unos 17.799 millones de dólares) que "deben obtenerse los recursos que los pobres requieren para vivir con dignidad".