Lo que empezó siendo un problema de liquidez en los mercados financieros internacionales, provocado por el hundimiento del peculiar sector de las hipotecas subprime en Estados Unidos, no tardó en trasladarse a la economía real, primero como “ligera desaceleración”, después como crisis y más tarde, como una recesión en toda regla, que afectó a todos los sectores de la economía.
Un buen ejemplo es el sistema financiero español, que pasa por ser uno de los más solventes y que mejor resistieron las primeras acometidas de la crisis, no ya de Europa sino del mundo, pero que aún así, terminó por verse afectado de lleno por los estragos de la crisis, el desempleo y la morosidad, por lo que se ve abocado a una profunda remodelación.
Las grandes protagonistas de este cambio, muy reclamado por el Gobierno y por el Banco de España, son las cajas de ahorros, que representan en torno al 50% del sector financiero español, y que ahora se ven obligadas a fusionarse para sobrevivir.
Todo empezó tras el hundimiento del sector inmobiliario español, que arrastró consigo las cuentas de un gran número de cajas de ahorros, lastradas por el repunte de la mora, que se fue agravando a medida que se agudizaba la crisis, aumentaba el paro y el negocio crediticio se mantenía congelado.
El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), recientemente aprobado por el Gobierno, podría ser el estímulo que necesitaban las cajas para buscar la mejor “pareja” para sellar su unión, aunque algunas comunidades autónomas analizan actualmente si el citado instrumento invade sus competencias de alguna manera.
En cualquier caso, el fondo ya ha impulsado la gestación de algunos matrimonios entre cajas, como los que parece que sellarán Unicaja, Cajasur y Caja Jaén, y Caixa Sabadell, Manlleu y Terrassa.
La Asociación Española de Banca (AEB), patronal del sector, apoya firmemente el esfuerzo que están realizando las autoridades españolas con la creación de estos instrumentos, aunque cree que no basta con que actúe el Gobierno, sino que las entidades también deben ponerse manos a la obra.
Según explica la AEB, si el FROB se utiliza correctamente, no sólo servirá para fortalecer el sistema financiero, sino que será decisivo para acortar la crisis, aunque todo esto pasa por una necesaria reestructuración sectorial que los bancos españoles “sabrán cómo hacer” ya que tienen “gran experiencia” en estos procesos.
Antes del FROB, el Gobierno puso en marcha otras dos medidas para apoyar al sector financiero español: el Fondo de Adquisición de Activos Financieros (FAAF) y la concesión de avales del Estado para las nuevas emisiones de deuda de las entidades de crédito.
El FAAF se creó con el objetivo de revitalizar el alicaído negocio crediticio y se dotó con 30.000 millones de euros ampliables a 50.000 con los que el Tesoro ha adquirido activos de máxima calidad de bancos y cajas, primando los respaldados por crédito nuevo.
Pese a que se ha acusado al Estado de ayudar con este Fondo a las entidades financieras españolas, lo cierto es que acudir a él no les sale gratis, ya que tienen que pagar intereses al Tesoro.