El gobernante partido Fidesz, del polémico primer ministro, el conservador nacionalista, Viktor Orbán, ha logrado una victoria arrolladora en las elecciones generales de Hungría hoy, con el 48,9 %, según el 95 % de los votos escrutados.
Según la Oficina Nacional Electoral de Hungría el ultraderechista partido Jobbik, liderado por Gábor Vona, alcanzó el 20 %, y la coalición de izquierdas, formada por los socialdemócratas y "Diálogo" que apoyó a Gergely Karácsony con un 12 %.
Con estos datos, el Fidesz no solo logra cuatro puntos porcentuales más que en el año 2014 sino que podría conseguir la mayoría de dos tercios en el Parlamento, con 133 escaños.
El Jobbik, por su parte, obtendría 27 escaños, la coalición izquierdista 20, la Coalición Democrática 9, mientras que los ecologistas del LMP tendrían 7.
Orbán confirmó hoy ante sus seguidores en Budapest su triunfo electoral, el tercero consecutivo después de 2010 y 2014, y dijo que el resultado es una "gran victoria para Hungría, que ahora podrá seguir en su camino iniciado, para poder defender al país".
"Ganamos", comenzó su discurso el primer ministro y agradeció el apoyo "y la fidelidad" de los votantes y militantes del Fidesz.
"La (alta) participación pone entre comillas todas las dudas", enfatizó el primer ministro, en alusión al estimado 70 % de los ciudadanos con derecho de voto que acudieron hoy a las urnas, mucho más que lo vaticinado por los expertos.
El analista del Instituto Political Capital, Róbert László, dijo hoy en la televisión privada RTL Klub que el resultado se debe entre otras cosas a que "el Fidesz pudo movilizar a los votantes en las localidades más pequeñas".
En su campaña electoral el Gobierno y Orbán mantuvieron un discurso alarmista y en contra de la inmigración y los refugiados, que constituyó su único mensaje.
El primer ministro defiende el modelo de una "democracia illiberal" y se ha enfrentado varias veces por ello a la Comisión Europea, que critica su forma autoritaria de gobernar.
Además, mantuvo durante meses una campaña pública en contra del magnate estadounidense George Soros, de origen húngaro, al que acusa de querer traer millones de inmigrantes musulmanes a Europa.
En la campaña electoral, la izquierda y la extrema derecha confiaban en que podrían beneficiarse de un cierto desgaste de Orbán por acusaciones de corrupción en su entorno más inmediato.
Además, los expertos vaticinaron que una movilización masiva de los votantes y una alta participación podrían ser una ventaja para la oposición, lo que al final no ha sucedido.
Por su parte, el líder del Jobbik desde 2006, Gábor Vona, anunció hoy su dimisión, con lo que cumplió su promesa de alejarse del liderato del partido si no gana las elecciones de hoy.
"El Jobbik ha demostrado que es el mayor partido de la oposición", dijo Vona, en alusión a los resultados que lo confirman como segundo partido en el Parlamento.
Gergely Karácsony, líder de la coalición izquierdista, agradeció el apoyo y la alta participación pero reconoció que "los resultados están muy lejos de lo que se esperaba".
Igual que Vona, la dirección del partido socialdemócrata MSZP anunció hoy su dimisión después de conocer los resultados.
El único logro de la oposición en estos comicios fue que en la capital, Budapest, se ha llevado la mayoría de los escaños.
Es la tercera vez consecutiva que Fidesz gana las elecciones generales en Hungría, después de 2010 y 2014, aparte de su victoria en el año 1998.
Es la primera vez desde la caída del comunismo en 1989 que un partido gana tres veces seguidas unas elecciones.
La participación en los comicios de hoy fue alta, estimada en casi un 70 %, la mayor desde 2002, lo que obligó a retrasar varias horas el cierre oficial de los colegios para permitir que toda la gente que estaba haciendo cola pudiera depositar su voto.