Los ayuntamientos en Holanda tienen una fuerte dependencia del Estado, pues alrededor del 60% de su financiación depende del Gobierno central
La fusión de municipios en Holanda ha reducido su número casi un 20% en los últimos diez años, con la intención de mejorar la eficacia de los ayuntamientos, pero ha generado rechazos en poblaciones pequeñas que temen ser absorbidas por las grandes ciudades.
El Senado holandés aprobó esta semana las últimas fusiones. El país pasará de tener 380 municipios este año a 355 en 2019. La anexión de Haren -menos de 20.000 habitantes- a Groninga -más de 200.000-, fue la única que causó cierta discusión en la cámara, pero finalmente se aprobó por 49 votos a favor y 25 en contra.
La decisión no sentará bien a una buena parte de sus vecinos. Un referéndum celebrado en 2014 reflejó que casi el 75% estaba en contra. La pérdida de contacto directo con sus concejales o el temor a que las instalaciones municipales se deterioren, en favor de las situadas en Groninga, generaban preocupación.
La fusión siguió adelante debido a que la consulta no era vinculante, pero un grupo de residentes acudió a la Justicia en 2016. La sala de vistas orales que trató el caso se quedó pequeña para acoger a todos los vecinos que querían asistir.
Sin embargo, los magistrados rechazaron la demanda al declarar que el asunto no estaba bajo su jurisdicción, pues la última palabra la tenía el poder legislativo.
El debate llegó al Parlamento hace tres meses, pero los cuatro partidos que sostienen al Gobierno votaron a favor. A quienes más les costó fue a los democristianos de la CDA, pues muchos de sus votos provienen de zonas rurales. "Es como una piedra en el estómago", reconoció uno de sus diputados, Harry van der Molen, durante la sesión parlamentaria.
"Es otra propuesta contra la democracia", criticó el líder del partido opositor 50PLUS Henk Krol, en la Cámara Baja, en referencia al resultado del referéndum de 2014. Los socialistas del SP y la extrema derecha del PVV, el partido de Geert Wilders, también expresaron su rechazo.
A pesar de la controversia, la fusión de municipios es una tendencia que parece inexorable en este país, especialmente en los últimos 50 años. Si en 1970 había 913, la cifra se redujo a 672 en 1990. Los 441 de 2009 se quedarán en 355 en 2019, y se espera que haya aún menos en los próximos años.
Esto significa que en los municipios holandeses residen, de media, unos 48.000 habitantes, casi nueve veces más que en España, donde hay un consistorio cada 5.600 personas aproximadamente.
La idea es que los ayuntamientos "lleven a cabo mejor sus tareas, que son cada vez más complejas, y aumenten su poder administrativo", explicó a Efe Julia Rademaker, portavoz del Ministerio de Interior.
El Gobierno llama a las fusiones "reorganizaciones" y prefiere que sean los propios concejales y alcaldes quienes las propongan. En algunos casos han sido las provincias, a medio camino entre el poder local y el Ejecutivo de La Haya, quienes las han forzado, como fue el caso de Haren. En cualquier caso, la aprobación final depende del Congreso y el Senado.
Los ayuntamientos en Holanda tienen una fuerte dependencia del Estado, pues alrededor del 60% de su financiación depende del Gobierno central. El resto se completa a través de otras fuentes, como los impuestos municipales.
Entre los servicios que prestan están la expedición de pasaportes y carnés de conducir, el orden público -policías antidisturbios incluidos-, las obras para el mantenimiento de las calles y los carriles bicis o la recalificación de terrenos.
También tienen margen de maniobra a la hora de aprobar las licencias para abrir establecimientos donde se vende hachís y marihuana, o los permisos para ejercer la prostitución. A esto hay que sumarle otras competencias relacionadas con los servicios sociales.