La marcha en memoria del opositor Borís Nemtsov, asesinado hace cuatro años cerca del Kremlin, se convirtió hoy en una expresión de descontento hacia el presidente ruso, Vladímir Putin, y en un recordatorio de todos los periodistas, abogados y políticos que han muerto en los últimos años bajo su Gobierno.
"Putin ladrón", "Rusia sin Putin", "Que dimita el Gobierno" o "Rusia sin KGB" (ahora el Servicio Federal de Seguridad), fueron algunos de los lemas coreados por grupos de manifestantes en Moscú.
La marcha fue, al igual que otros años, una protesta contra Putin y la administración que dirige desde hace casi dos décadas.
Según la última encuesta del Centro Levada, elaborado entre el 15 y el 20 de febrero, un 35 % de los rusos no aprueba la gestión de Putin, la peor tasa registrada desde 2000, incluido el período en que fue primer ministro.
Un 46 % de los entrevistados cree además que el país se está moviendo en la dirección equivocada y el 59 % no aprueba las actividades del Gobierno.
La marcha de hoy, autorizada por las autoridades rusas y que se desarrolló sin incidentes, congregó a unas 6.000 personas, según la Policía, y a entre 10.200 y 10.800, de acuerdo con los organizadores.
También hubo una manifestación por la memoria de Nemtsov en San Petersburgo.
En el acto en Moscú participaron el conocido opositor Alexéi Navalni -detenido en varias ocasiones por las autoridades rusas por sus denuncias y las protestas que promueve- y representantes de partidos, entre ellos del liberal Yábloko.
También acudieron miembros de organizaciones como Amnistía Internacional (AI) o el movimiento prodemocrático Rusia Abierta, "organización indeseable" para el Kremlin y que fue creado por Mijaíl Jodorkovski, magnate opositor ruso actualmente en el exilio.
Entre los asistentes había asimismo familiares de detenidos por su activismo y sus posturas críticas con el Gobierno, que, opinan, ha creado un clima de odio contra todo aquel que se atreve a poner en duda las ideas y las políticas impuestas por el Kremlin.
De ahí que este domingo un grupo de manifestantes portara pancartas con las fotografías de periodistas, abogados y opositores asesinados, envenenados o encarcelados en los últimos años.
"Haremos recordar a todos" fue su lema para ilustrar los asesinatos -entre otros- de Nemtsov en 2015, del abogado Serguéi Magnitski en 2009, del letrado Serguéi Markélov y de la periodista Anastasía Babúrova ese mismo año, de la comunicadora y abogada defensora de los derechos civiles Anna Politkóvskaya en 2006 y de informadores rusos en República Centroafricana en 2018.
Una de las pancartas más impactantes, portada por varias mujeres, llevaba los colores de la bandera rusa y cuatro agujeros negros, en alusión a las cuatro balas que alcanzaron y causaron la muerte de Nemtsov el 27 de febrero de 2015.
El entorno de Nemtsov considera que el opositor fue asesinado por motivos políticos y recuerda que fue tiroteado cuando investigaba la muerte de soldados rusos en Ucrania.
Cinco hombres, todos ellos oriundos de la república de Chechenia, en el Cáucaso Norte ruso, fueron condenados por preparar y perpetrar en un puente cercano al Kremlin el asesinato del opositor, que fue viceprimer ministro en el Gobierno de Borís Yeltsin.
El considerado autor material de los disparos, Zaur Dadáev, cumplirá una pena de veinte años de prisión, mientras que el resto pasará en la cárcel entre once y diecinueve años.
Las autoridades, que reconocen no haber localizado a los organizadores ni tampoco a los autores intelectuales del crimen, estiman que el asesinato fue organizado por el también chechén Ruslán Mujudínov, declarado en busca y captura.
Los familiares del opositor creen que las personas que están realmente detrás del asesinato siguen en libertad.
Mujudínov era el chófer de Ruslán Guereméyev, subcomandante del batallón Sever (Norte) del Ministerio de Interior de Chechenia en el que servía Dadáev.
La hija del opositor asesinado, Zhanna Nemtsova, ha asegurado que la investigación prácticamente constató que Guereméyev, próximo al entorno del presidente chechén, Ramzán Kadírov, "era el jefe del grupo criminal" responsable del asesinato, "pero ni fue imputado ni declarado en busca y captura".
La abogada de la hija, Olga Mijailova, declaró hoy a la agencia Interfax que las autoridades rusas "no hacen nada" para llegar al fondo del caso y dijo que la "política influye" en el hecho de que los responsables no han tenido aún su merecido castigo.
La portavoz del Comité de Investigación, Svetlana Petrenko, indicó a la misma agencia que la entidad continúa estudiando el caso penal contra Mujudínov y sus cómplices.