Centenares de personas salen a las calles de Rangún, Mandalay y Monywa, entre otras urbes, para expresar su rechazo al mando castrense
Las manifestaciones en rechazo de la junta militar continúan este sábado en Birmania tras cumplirse los tres meses del golpe de Estado que terminó abruptamente con la incipiente democracia en el país y sumió a la nación en el caos.
Centenares de personas salieron a las calles de Rangún, Mandalay y Monywa, entre otras urbes, para expresar su rechazo al mando castrense y el apoyo a la administración alternativa del autodenominado Gobierno de Unidad Nacional, conformado por políticos electos en los comicios de noviembre y anulados por los uniformados.
Las protestas discurren a diario desde días después de la sublevación y a pesar de la brutal represión ejercida por las fuerzas de seguridad, que han matado a 759 personas desde las asonada del 1 de febrero, según cifras de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP) en Birmania.
A pesar de que el líder golpista, el general Min Aung Hlaing, se comprometió el pasado sábado a parar la violencia contra los civiles, durante una reunión con los mandatarios de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático -de la que Birmania forma parte-, la campaña de intimidación de las autoridades prosigue.
El propio Min Aung Hlaing se retractó a posterior y señaló que priorizará "mantener la ley y el orden" y "la estabilidad" antes de "considerar" el cese de hostilidades.
AAPP denuncia que las fuerzas de seguridad persiguen a más de 1.300 civiles por formar parte del movimiento de desobediencia civil que ha puesto en jaque a la junta militar, que mantiene detenidas a más de 4.500 personas, incluida la derrocada líder Aung San Suu Kyi.
La exmandataria se encuentra bajo arresto domiciliario en Naipyidó y es acusada de seis delitos, entre ellos violar la Ley de Secretos Oficiales.
Según sus abogados, que no han podido reunirse en privado con Suu Kyi, la premio Nobel de la Paz birmana se encuentra en aparente buen estado de salud.
Al Ejército también le ha surgido la oposición de varias guerrillas étnicas que han aumentado sus ataques contra los puestos oficiales tras el golpe de Estado.
Según los rebeldes Ejercito para la Independencia de Kachin (KIA), el jueves mataron a al menos 20 soldados durante combates en la región de Momauk, en el noroeste del país, recoge el portal Myanmar Now.
El Ejército birmano justifica el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido de Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, con el aval de los observadores internacionales.