La pandemia ha alterado los hábitos sexuales de las parejas. Por un lado,
el miedo y la incertidumbre reducen el deseo; por otro, convierten los encuentros sexuales
entre no convivientes en una auténtica ruleta rusa. El coronavirus complica aún más unas relaciones que, como apunta el sexólogo gaditano y profesor de la UCA
Francisco Javier del Río Olvera, ya eran complicadas antes de la irrupción del coronavirus.
“Nos exigimos demasiado”, declara, y plantea la importancia de la
comunicación para, una vez caducados el amor impulsivo y la pasión inicial,
gozar de un amor pleno y disfrutar de forma más serena del cuerpo de la persona amada. Del Río, que
preside el XV Congreso Español de Sexología que se celebrará en noviembre de este año en Jerez, considera que la casa debería ser el lugar ideal para hablar de sexo, defiende el papel de los profesionales para impartir educación sexual en los centros escolares y
no rehúye debates. El también subdirector del Instituto Andaluz de Sexología y Psicología y miembro de lajunta directiva de la Federación Española de Sociedades de Sexología plantea reflexiona sobre el papel de los hombres en el problema de la prostitución y, sobre el consentimiento, sostiene que
“solo el sí es sí”.
Parece que la pandemia ha reducido la frecuencia con la que las parejas convivientes mantienen sexo. ¿No era el tiempo lo que impedía tener más cantidad?
–Hay diferentes variables que pueden afectar negativamente al deseo sexual de las parejas y consecuentemente que afectan a la frecuencia con la que mantienen relaciones sexuales. En condiciones de no pandemia, y dadas las características de nuestra sociedad, suele ser el tiempo, como muy bien indicas, uno de los principales elementos que influía en la baja frecuencia, pero en la situación que estamos viviendo afectan otras variables. La pandemia ha provocado un aumento de la ansiedad en las personas, de hecho, han aumentado las consultas a profesionales de la psicología relacionadas con trastornos de ansiedad, y la ansiedad es una gran enemiga del deseo. El hecho de vivir la pandemia con ansiedad, miedo e inseguridad por contraer el virus o por las consecuencias del mismo, es lo que actualmente hace que las personas tengan menos deseo sexual.
La calidad también se ha visto afectada. ¿No hay buen sexo sin bienestar emocional?
–Así es, la calidad de las relaciones sexuales también se ha visto afectada. Las personas no somos compartimentos estancos y el malestar que sentimos por situaciones de la vida cotidiana se trasvasa a otras situaciones. En este caso, la preocupación, el miedo y la angustia con que las personas viven la pandemia hacen que tengan dificultades para disfrutar de otras actividades cotidianas, como por ejemplo el sexo, pero también, una charla relajada con las amistades, un paseo por el campo o por la ciudad, o el deporte en el gimnasio. Actualmente la mayoría de estas actividades placenteras y de ocio se debe realizar con una mascarilla, por tanto es difícil desconectar de la pandemia y disfrutar de esos momentos.
El miedo y la inseguridad por el virus hace que las personas tengan menos deseo sexual”
¿Quizá nos exigimos demasiado?
–Estoy de acuerdo, en general nos exigimos demasiado. Parece que las personas estamos en una constante competición, bien con el otro, o bien con uno mismo. Tanta exigencia nos hace olvidar que lo importante es el camino, disfrutar de lo que uno hace, más que alcanzar la meta.
¿El enamoramiento tiene fecha de caducidad? ¿También la pasión?
–Ambas cosas tienen fecha de caducidad, y en ello juegan un papel importante la convivencia y el aumento del tiempo de pareja. Pero esto sólo significa que la pareja pasa a otras etapas tanto o más importantes y placenteras que el enamoramiento y la pasión. El enamoramiento puede dar paso a un amor intenso y duradero, un amor más maduro, un amor en el que uno es consciente de amar y de ser amado, otra forma diferente de amar. Puede dejar a un lado ese amor impulsivo y transformarlo en un amor pleno. Y la pasión puede dar lugar también a un disfrute más sereno del cuerpo de la persona amada, sin las prisas propias de la pasión inicial.
Una de tópicos, ¿todo se arregla con mejor comunicación? ¿Todos los problemas surgen por mala comunicación?
–Sí, todo se arregla con comunicación, aunque no es la comunicación lo único que hay que arreglar. La comunicación es la herramienta principal en la terapia de pareja, pero también es necesario solucionar otros problemas. Por ejemplo, es fundamental que las parejas retomen las actividades compartidas, sobre todo actividades de ocio y tiempo libre. Tienen que volver a disfrutar del tiempo compartido, sin que suponga un conflicto entre ellos o una discusión.
Lo recomendables es evitar encuentros sexuales furtivos hasta que hayamos superado la pandemia”
Otra, ¿las mujeres tienen menos deseo?
–Hasta hace poco tiempo se pensaba que era así, pero los datos nos señalan que esa afirmación no es correcta. Actualmente me encuentro realizando una investigación, junto con el doctor Francisco Cabello, en la han participado más de 22.000 personas, que demuestra que el deseo sexual en las mujeres es mayor de lo que se pensaba. En esta muestra, sólo poco más del 10% presentaba deseo sexual hipoactivo, lo que es una cifra muy baja para el gran volumen de datos recogidos. En este cambio de tendencia ha influido el cambio social y cultural que se está produciendo en los roles de género.
Una tercera, ¿la fidelidad es antinatural?
–La fidelidad, al igual que tantos aspectos del ser humano, es una cuestión cultural, por tanto no se podría definir como algo natural. La fidelidad es tan antinatural como lo puede ser la gastronomía o el atletismo, ya que todos estos actos son una construcción cultural del ser humano.
Y a propósito, ¿hay diferencias entre los sexos respecto a la infidelidad?
–Tradicionalmente se ha considerado que los hombres eran más infieles que las mujeres, entendiendo infidelidad en este caso como mantener relaciones sexuales con otra persona fuera de la relación de pareja sin un pago previo, al igual que se consideraba que los hombres tienen más deseo sexual que las mujeres, pero como ya he comentado anteriormente, esta es una tendencia que está cambiando y que se está igualando. Las redes sociales y las aplicaciones utilizadas para encontrar pareja facilitan la ocasión, a ambos sexos, de ser infieles. Donde sí se mantiene la diferencia entre ambos es en la utilización de los servicios de pago por sexo, donde siguen siendo mayoría los hombres.
La comunicación es la herramienta principal de terapia, pero también hay que recuperar tiempo compartido”
Consumada, ¿mejor contarla si es puntual o no?
–Esta es una pregunta que no tiene una respuesta universal, cada situación requiere un análisis específico y una solución única. Una infidelidad se puede producir porque algo no está funcionando bien en la pareja, debiéndose tomar medidas encaminadas a reconstruir la relación, así que, cualquier actuación que llevase a conseguir ese objetivo podría considerarse como acertada. Finalmente debe ser la persona que ha sido infiel la que, valorando los pros y contras, debe decidir si contarla o no.
Las parejas no convivientes no han tenido más cantidad de sexo porque el confinamiento se impone, pero parece que sí ha aumentado la calidad. ¿Por qué?
–El no poder verse, tocarse ni mantener relaciones sexuales ha aumentado las ganas de estar el uno con el otro, la disminución de la frecuencia sexual ha aumentado el deseo sexual. Esto ha provocado que hayan disfrutado más intensamente de los pocos encuentros que han tenido.
El sexo ocasional era actividad de riesgo antes de la pandemia, pero ahora mismo es casi jugar a la ruleta rusa por la transmisión del Covid. ¿Cómo mantener sexo libre de Covid con una pareja no conviviente o un ligue de tarde (de una noche es complicado ahora....)?
–En el sexo ocasional antes de la pandemiacon una persona que se acababa de conocer era de obligado cumplimiento la utilización de preservativos, ya que, como bien sabemos, es el único sistema que puede salvaguardarnos de contraer alguna ITS o el VIH. Con la actual situación, el riesgo no está sólo en la transmisión de ITS o del VIH, sino en el contagio del coronavirus, que como nos indican las autoridades sanitarias, solo se evita con el uso de mascarillas y de gel hidroalcohólico. Por tanto, ahora más que nunca, queda en manos de ambos la decisión de tomar medidas de prevención para evitar el contagio, estas medidas se pueden traducir bien en mantener el uso de las mascarillas durante las relaciones sexuales, lo que puede dificultar el disfrute y el placer, o bien en asegurarnos que la posible pareja no tiene coronavirus, o incluso en evitar encuentros sexuales furtivos hasta que la situación de la pandemia se haya superado.
La casa debería ser el principal lugar en el que poder hablar de sexo para evitar la desinformación”
El confinamiento ha disparado el consumo de contenidos digitales. La web es terreno para la pornografía. ¿Es tan mala?
–Sí, la pornografía, en general, no es recomendable, independientemente de la edad. En el caso de los adolescentes, que tienen cada vez un acercamiento más temprano a la pornografía, hay que decir que este tipo de contenidos les enseña una realidad distorsionada del sexo, de qué hay que hacer, cómo hacerlo y cuánto se tiene que durar. Así mismo, muestra a la mujer como un objeto, lo que favorece las actitudes negativas en las relaciones de pareja. En el caso de los adultos, las dificultades que genera son similares.
Los menores tienen cada vez antes acceso a internet, pero ¿por qué es tan complicado hablar de sexo en casa?
–En casa suele haber dos temas difíciles de hablar, el sexo y la muerte. En el caso del sexo, suele ser por vergüenza, por timidez, o incluso por pensar que hablar de sexo va a provocar que los hijos y las hijas comiencen antes las prácticas sexuales, lo que es un tremendo error. La casa debería ser el principal lugar en el que poder hablar de sexo, para evitar que los y las adolescentes busquen información en internet en sitios de dudosa reputación, o que le consulten a amigos y amigas que pueden estar tan desinformados como ellos. Poder hablar con papá y mamá de sexo podría hacer que los y las adolescentes tuvieran una mejor información sexual, lo que debería servir para entender mejor los diferentes roles, para ser más respetuosos con la pareja, al tiempo que se evitarían ITS y embarazos no deseados.
“La prostitución es la forma de abuso más antigua del mundo, nadie se plantearía legalizar la esclavitud”
¿Sería posible hablar de sexo en los colegios sin que algunos padres y madres montaran un escándalo?
–Si queremos vivir en una sociedad plural en la que las diferentes opiniones puedan tener cabida, inevitablemente siempre puede haber alguien que opine diferente. No me parece negativo el hecho de que haya opiniones diferentes, creo que enriquece a la sociedad, aunque sí que sería necesario que dichas opiniones no afectaran negativamente a lo que se debe enseñar en las escuelas. El problema también es que la educación sexual normalmente genera opiniones viscerales y que muchos padres y madres pretenden forzar cambios sin dejar trabajar a los y las profesionales. Por ejemplo, podría sonar ridículo si yo pensara que en matemáticas de tercero de secundaria se debería impartir estadísticas aplicadas, e intentara impedir que se impartiese el actual temario, en cambio, cuando hablamos de educación sexual, parece que sí se puede opinar con total impunidad, e incluso que uno está en el derecho de boicotear al profesorado para impedir que realice su trabajo. Creo que la diversidad de opiniones enriquece la sociedad, pero también pienso que hay que permitir que los y las profesionales realicen su trabajo.
La normalización de determinadas prácticas como las asociadas al sadomasoquismo con fenómenos como 50 sombras de Grey, ¿son contraproducentes?
–Las prácticas sexuales mutuamente consentidas, y en las que ninguno de los dos salga dañado o perjudicado a nivel físico o psicológico, no son contraproducentes. El sexo debe ser algo placentero, y cada persona puede encontrar el placer en una práctica distinta.
Prolifera el uso de drogas durante las prácticas sexuales. ¿Aumenta el riesgo de consecuencias no deseadas?
–Sí que aumenta el riesgo. Hay que tener en cuenta que en el consumo de drogas estamos introduciendo un tóxico en nuestro cerebro que puede hacer que nos comportemos de forma imprudente y que no midamos adecuadamente los riesgos que estamos asumiendo. El consumo de drogas, al contrario de lo que se puede pensar, dificulta las relaciones sexual, tal y como señala la literatura especializada, así que siempre es mejor el disfrute sexual libre de drogas.
Con respecto al consentimiento de las relaciones, por supuesto, sin ningún género de duda, solo sí es sí”
La pandemia ha alterado la agenda sexual. Los dos grandes temas en España antes del Covid era, por un lado, la legalización de la prostitución.
–Este es un debate que se mantiene creo que por desconocimiento o falta de información. Probablemente nadie se plantearía legalizar la esclavitud, pero sí se plantea sobre la prostitución. Hay quien dice que la prostitución es el oficio más antiguo del mundo, yo prefiero pensar que la prostitución es la forma de abuso y de explotación más antigua del mundo. En la prostitución se suele hablar de las mujeres, pero poco se habla de los hombres que hacen uso de esos servicios, y ese es un debate interesante. Creo que hay que solucionar el problema de la prostitución, y para ello se deberían tomar medidas que no necesariamente pasan por la legalización.
¿Solo sí es sí?
–Por supuesto, sin ningún género de duda, sólo sí es sí.