Es el mejor embajador posible del cine español, trabajador incansable y agradecido que ha sabido adaptarse a la idiosincrasia de la industria estadounidense. Como en su día hizo, con 19 años de edad, al llegar a Madrid desde su Málaga natal.
El suyo ha sido un largo camino cimentado por la solidez de cineastas como Pedro Almodóvar, Alan Parker, Martin Campbell o Robert Rodriguez, que ahora le lleva a ponerse a las órdenes Woody Allen.
Con el cineasta neoyorquino ha rodado “You will meet a tall dark stranger”, que llegará a las pantallas el próximo otoño y en la que comparte cartel con Anthony Hopkins y Naomi Watts.
“Woody Allen es una leyenda. Se moría de la risa cuando le contaba que en 1984 yo llevaba una camiseta con su cara”, explica el actor, quien ha cambiado radicalmente el concepto que tenía del director de “Manhattan”.
“Me habían dado otra imagen de él, pero descubrí que era una persona extremadamente dulce -asegura-. Se comporta con el actor con una lógica aplastante”.
Si Penélope Cruz obtuvo su Óscar por su trabajo con el Allen en “Vicky Cristina Barcelona”, por qué no pensar que el malagueño pueda conseguir su primera candidatura a la estatuilla dorada.
“Imposible -augura él mismo-. Un actor reconoce de inmediato cuándo su personaje tiene potencial para ganar premios y el que hago en esta película es muy esporádico, muy al servicio del filme”.
Otra colaboración pequeña, pero sustanciosa, es la que hace con Steven Soderbergh, director que conseguirá lo que no ha logrado ninguno de sus compatriotas, que Banderas viaje a España para rodar como actor.
Llegará a Barcelona a finales de mes para participar en “Knock Out”, el nuevo proyecto del prolífico cineasta, responsable de “Ocean’s eleven” o “Traffic”.
Pero el papel con el que lleva años lidiando es el de Salvador Dalí. “Es un proyecto muy caro para no tratarse de una película de acción”, considera.